AKTUALITATEA

Economia | 2024-02-03

Nerea Kortajarena:

Si por algo se ha caracterizado este curso político ha sido por ver al Gobierno Vasco y al lehendakari echando balones fuera y fomentando la teoría de la conspiración. El lehendakari Urkullu ha llegado incluso a echar la bronca a la ciudadanía y a EH Bildu. Todo esto tiene un objetivo claro: eludir responsabilidades propias y no hablar de lo que verdaderamente preocupa a la gente, el deterioro evidente de los servicios públicos.

Es obvio el agotamiento, no sólo de este Gobierno y sus políticas públicas, sino también de todo un modelo de entender los momentos y cómo afrontarlos. 

A día de hoy, la ciudadanía vasca tiene que escuchar que la decadencia y declive de Osakidetza es consecuencia de la pandemia, cuando todos y todas comprobamos en primera persona que los recortes y sus consecuencias llegaron mucho antes. La ciudadanía vasca merece mucho más respeto. No deja de ser contradictorio el que quienes han provocado el deterioro de Osakidetza se presenten ahora como la solución. Son ellos quienes han dejado caer a la joya de la corona y deben asumir su responsabilidad ante la sociedad, algo que se niegan a hacer. Sin hacer un diagnóstico real y sincero, es imposible la solución de cualquier problema.

Durante estos estos últimos días hemos llegado a asistir a declaraciones cruzadas y contradictorias entre el lehendakari Urkullu y el PNV, y entre consejeros del Gobierno Vasco y dirigentes de Sabin Etxea. Esta es una muestra clara de la regeneración y cambio político que necesita esta parte del país. Es cuestión de credibilidad. Y de prioridades. Porque si, como cuentan, Osakidetza fuese una prioridad para este Gobierno, los problemas que padecen todos los días las y los ciudadanos en sus ambulatorios y centros sanitarios estarían en camino de ser solucionados. Y lo que ocurre va en dirección diametralmente opuesta, porque están incentivando la atención de los servicios privados.