Pello Otxandiano, portavoz del Parlamento Vasco, ha sido entrevistado en el programa 'Faktoria' de Euskadi Irratia, donde se ha referido al acto convocado por Euskalgintzaren Kontseilua el sábado en Bilbao y al salto cualitativo que necesita el euskera. «Ver el sábado el pabellón lleno demuestra que hay pasión y energía en este país para llevar a cabo una nueva política lingüística y, también, en el Parlamento Vasco, hay una correlacion de fuerzas favorable», ha señalado. En este sentido, y preguntado por las discrepancias que genera la cuestión del euskera entre los miembros del gobierno, Otxandiano ha manifestado que «el PNV tiene que decidir hasta qué punto quiere trasladar los problemas del gobierno a la comunidad lingüística vasca. La sociedad vasca dio un mandato claro: en el parlamento las fuerzas abertzales representamos la mayoría absoluta y, por tanto, pactemos con normalidad una nueva política lingüística».
También ha calificado de lamentable el retraso de la reunión del comité de tranferencias y los ha vinculado a la necesidad de un nuevo estatus político. «El único proyecto que está frente al proyecto autoritario de la ultraderecha es un verdadero Estado plurinacional y, ese reconocimiento, el partido socialista, debe asumirlo con todas sus consecuencias, con el desarrollo de todos los derechos que se derivan. Entre otras cosas, si aquí hay naciones, hay lenguas nacionales», ha destacado.
También se ha referido al auge de la extrema derecha que se extiende a nivel europeo y mundial. «La ola reaccionaria de la derecha es un retroceso cultural muy violento y, por eso, no es comprensible que aquí se blanqueen los acuerdos con el PP, que forma parte de ese bloque. Algunos están soñando con que el PP esté en el gobierno, gracias a la abstención del PSOE. Nosotros tenemos claro que eso no va a suponer ningún avance para Euskal Herria», ha dicho.
Por último, el portavoz ha hecho balance del año 2025: «Más allá de los titulares, se ha visto que las bases del Gobierno son muy débiles en la mayoría de los temas estratégicos. La política vasca debería ganar una sólida visión de país y no tomar decisiones precipitadas, derivadas de intereses electorales y encuestas, que vengan a reforzar el marco de la ultraderecha».