AKTUALITATEA

Economia | 2022-11-29

La educación necesita un profundo cambio y, en ese sentido, el Acuerdo Educativo es un buen punto de partida, siempre y cuando sea útil para garantizar una transición hacia un Sistema Educativo Propio Vasco. Por lo tanto, estamos ante una oportunidad, que como todas tiene sus riesgos. El principal sería eternizar el actual sistema dual.

Si va a ser una transición, será acorde a las relaciones de poder que se van a construir. La garantía en gran medida será la comunidad educativa. La responsabilidad de la izquierda independentista será abrir el camino e intentar neutralizar los riesgos. Ahora, el reto es acordar una buena ley, y en la propuesta de ley que se ha presentado vemos retrocesos en varios aspectos fundamentales.

Estamos preocupadas porque en la comunidad educativa, y en la sociedad en general, el ambiente se está enrareciendo y polarizando y, creemos, que en una nación oprimida como es Euskal Herria, tenemos que ser capaces de llegar a acuerdos y de dar pasos que vayan en la dirección de un sistema público y soberano. En nuestra opinión, hay que establecer nuevos cimientos, recogiendo lo mejor de las diferentes tradiciones educativas, es decir, aunando lo mejor de las ikastolas y la escuela pública: la confluencia es el camino, debemos empezar a construir un sistema educativo propio que se base en una red pública, única, soberana y descentralizada.

Se le debe reconocimiento a la comunidad de la escuela pública, la cual ante la falta de inversión de la administración ha hecho una gran labor popular en unas escasas condiciones, ha desarrollado un gran esfuerzo para promover el euskara y ha conseguido poner en el centro del debate el problema de la segregación de clase y de procedencia, uno de los mayores problemas que tenemos como sociedad. Se les debe reconocimiento a las ikastolas, por desarrollar en trasmisión cultural y la enseñanza del euskara lo que la administración pública no ha sido capaz de hacer. El sistema de las ikastolas ha sido capaz de garantizar la perspectiva nacional en su actividad educativa.

Esta primera fase que tiene que emprender el Acuerdo Educativo tiene que traer la descentralización del sistema, tomando como base la organización comunitaria de las ikastolas. Tiene que ser garante de la igualdad de opciones y del derecho a la educación, y para ello la escuela pública tiene que ser un eje central. Y tiene que traer, a su vez, un salto en la euskaldunización, en la laicidad, en la inclusión y en la transformación pedagógica. Es momento también, de experimentar con titularidades compartidas, basándonos en lo local y mediante la participación de los ayuntamientos.

En este debate, a pesar de que se centre en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, tenemos que trabajar con una perspectiva nacional, para que los pasos que se están dando en las tres provincias hoy, sean parte de la construcción nacional, y para que los pasos que hoy no son posibles, lo sean mañana. Es tiempo también de reivindicar la soberanía política: Euskal Herria necesita competencias exclusivas en materia de educación para hacer su propio camino en esta transición.

Para ello será necesario abrir espacios constructivos de debate, llegar a acuerdos y también organizar movilizaciones. Hay que escuchar las propuestas y peticiones de los diferentes agentes educativos, entre otras, las de los y las trabajadoras de educación. Las personas que trabajan en el sistema educativo, se están movilizando cada una en su escuela, ikastola o centro educativo, y los próximos días hay huelgas convocadas en el sector público. Nos sumamos a las reivindicaciones de los y las trabajadoras.

Reiteramos que la izquierda independentista hará todo lo que esté en su mano para aprovechar esta situación, para que se abra una nueva etapa en la educación vasca. El reto de los próximos meses será aprobar una buena ley y garantizar un correcto desarrollo del Acuerdo Educativo. Hay mucho en juego, y la izquierda independentista dará lo mejor de sí en este reto trascendental para la construcción de este pueblo.