AKTUALITATEA

| 2022-07-18

Pello Otxandiano Director de Programa de EH Bildu ha ofrecido hoy una rueda de prensa en la sede de EH Bildu de Donostia. En la misma ha dado a conocer que a finales de setiembre, la formación soberanista presentara una propuesta base, un decálogo de medidas que compartirá con los principales agentes interesados de este país. A continuación la intervención al completo:

Desde que estallara la pandemia y entráramos en un contexto económico excepcional, hemos tratado de actuar con la máxima responsabilidad. Hemos propuesto y apoyado medidas anticrisis en todas las instituciones principales. Hemos reconocido la necesidad de adoptar medidas urgentes para proteger a los sectores sociales y económicos más vulnerables. En definitiva, hemos defendido la necesidad de implementar medidas que hemos denominado paliativas.

Pero, a la vez, hemos afirmado, también desde el inicio, que no es suficiente con dichas medidas de corte paliativo. Hemos puesto encima de la mesa un análisis que creemos acertado a la luz del desarrollo de los acontecimientos de las últimas semanas y las proyecciones económicas para este otoño: no estamos frente a una crisis coyuntural, no se puede afrontar este momento como si se tratara de una situación temporal; nos hemos adentrado en un tiempo histórico nuevo marcado por grandes convulsiones económicas, no es posible afrontar este momento con recetas económicas convencionales y esperar que un milagro nos devuelva a la "normalidad" anterior. Por lo tanto, lo hemos dicho desde el inicio y lo reiteramos una vez más: a la vez que se consideran medidas de choque de corte paliativo hay que tomar medidas estructurales.

Hay que preparar el futuro, y para ello abordar procesos de transformación que incrementen nuestra resiliencia como país ante un escenario global de gran incertidumbre. En ese sentido, en la propuesta Euskal Eredua presentada el 30 de marzo definimos cinco grandes retos de país. Es urgente abordar una reflexión de carácter estratégico.

Y junto a ello, y como condición necesaria para acometer esos procesos de transformación, se debe abordar una profunda redistribución de la riqueza que ponga freno al trasvase de las rentas del trabajo a las rentas del capital que se está produciendo desde el 2008, revierta el proceso de acumulación de riqueza y garantice las bases del bienestar para el conjunto de la sociedad vasca. Ante el incremento de las desigualdades sociales que supone la alta inflación, hay que sostener a la sociedad vasca y garantizar las condiciones materiales para que podamos abordar el futuro como país, sin fracturas sociales.

En ese sentido, se debe hacer una aclaración en relación a la inflación y el debate de las políticas antinflacionistas: A día de hoy, existen suficientes indicios para afirmar que ni la política monetaria expansiva, ni el alto nivel de gasto público, la presión salarial y los ahorros acumulados durante el confinamiento están detrás de la inflación. Muy al contrario, parece bastante claro que la razón principal de la alta inflación reside en el debilitamiento de la oferta a consecuencia de la guerra y la contracción de la inversión y producción de los recursos energéticos fósiles. En definitiva, tal como apuntábamos desde hace meses, en la base de esta inflación residen factores estructurales ligados al fin de la abundancia de los recursos energéticos fósiles baratos y a la escasez de materiales.

Por lo tanto, la solución principal del problema de la inflación vendría de la mano del control de los precios de la energía, y por supuesto, de todos los productos y servicios que encarecen sin razón justificada, abultados por la mera especulación. Es hora de plantear parámetros de fiscalidad e intervención pública previos al neoliberalismo. Hay sectores económicos, como el energético, copados por sistemas oligopólicos que no tienen nada que ver con el libre mercado, que están absolutamente fuera de control. Urge una actuación contundente del sector público en aras a garantizar el acceso por parte de la ciudadanía a un bien esencial y escaso como es la energía.

Las políticas antinflacionistas clásicas de corte neoliberal o neokeynesiano que en última instancia persiguen contener la demanda y potenciar la oferta a través, fundamentalmente, de la contención salarial, no sirven para hacer frente a la inflación y solo nos abocan a un mayor aumento de las desigualdades sociales. Lo cual es un error por partida doble: Por un parte, la profundización del proceso de concentración de riqueza al que asistimos desde la crisis económica-financiera del 2008 nos conduciría al empobrecimiento de amplias capas sociales y, por consiguiente, a una profunda crisis social. Y, además, nos situaría en condiciones más desfavorables para hacer frente a las transiciones necesarias, ya que la redistribución de la riqueza es la piedra angular de cualquier transición justa. Sin distribución de la riqueza, sin justicia social, la transición a sociedades que quepan en la escala biofísica del planeta es un campo abonado al fascismo.

Por lo tanto, es urgente revertir el proceso de acumulación de la riqueza que se está produciendo en los últimos largos años y emprender la senda de una profunda redistribución de la misma con el fin de garantizar las bases del bienestar que nos permitan afrontar el futuro con garantías.

En ese sentido, es hora de poner encima de la mesa medidas que hasta ahora ni tan siquiera se han querido considerar, políticas de sentido común dirigidas a salvaguardar las bases del bienestar para el conjunto de la sociedad vasca. Creemos que, en los siguientes meses, este país debe realizar un ejercicio de responsabilidad tratando de articular un pacto de bienestar a la vasca en conformidad a las condiciones propias de nuestro país, y no quedarnos a la espera de los acontecimientos. Es vital anticiparse a los escenarios y tratar de generar nuevas realidades.

Creemos, por lo tanto, necesario un acuerdo de corresponsabilidad entre partidos políticos, instituciones, sindicatos y patronales por el interés común de la sociedad vasca. Frente a pactos de rentas en España de carácter regresivo, que lo que persiguen es la contención salarial, un pacto de bienestar en Euskal Herria para recorrer con paso firme la senda de una profunda redistribución de la riqueza.

A finales de setiembre, EH Bildu presentará una propuesta base, un decálogo de medidas, que compartirá con los principales agentes interesados de este país. Una propuesta en la que, podemos adelantar, constará el gravamen de los beneficios extraordinarios de las energéticas: un camino que entendemos se debe recorrer con paso firme como primera medida de intervención del mercado energético que, como hemos mencionado, está absolutamente fuera de todo control. A este respecto, hay que recordar que este país cuenta con cierta autonomía fiscal para actuar sin esperar a nadie.