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Economia | 2025-01-18

Artículo de opinión de Oskar Matute, portavoz adjunto de EH Bildu en el Congreso.

 

Justicia fiscal, progresividad y bienestar social. Son tres principios que deberían guiar la actuación política de cualquier formación para que las administraciones públicas avancen hacia mayores niveles de cohesión social. Y eso solo se logra redistribuyendo la riqueza. Haciendo que pague más quien más tiene. Aplicando políticas fiscales que permitan a nuestras instituciones recaudar más de quien más tiene. Es simple y de sentido común.

Nos presentamos a las elecciones con ese mandato, y seguimos trabajando en ese camino. Porque hay quienes estamos en política para defender principios, no intereses de grandes empresas. Ser fuerte con las clases populares y la gente para ser débil con Repsol y las energéticas no es la mejor tarjeta de presentación. Tampoco denota demasiada honestidad ni valentía. 

Y cuando hablamos de redistribuir la riqueza hay que ir a las fuentes donde está esa riqueza. Atendiendo al principio de realidad, hay que poner encima de la mesa los beneficios de las empresas energéticas durante los últimos meses: 7700 millones de euros acumulan de beneficios en un solo semestre del año 2024; 7700 millones de euros. Se dice fácil, seguramente contarlo cuesta bastante más tiempo, y eso en un solo semestre. 

Y en este contexto hay quien plantea que a las energéticas hay que mimarlas, que a los CEO de las energéticas como Josu Jon Imaz hay que escucharlos, atenderlos (como aseguraba recientemente el presidente del BBB del PNV) y, casi diría, obedecerles. 

 

Beneficios récord

Nosotros creemos que ese no es el camino correcto, porque nos lleva al desprestigio de la política para el común de los ciudadanos y las ciudadanas. Porque, ¿cómo les explicamos que las administraciones públicas tienen que ser generosas y dóciles con quienes acumulan beneficios multimillonarios cuando la mayoría social tiene dificultades para llegar a fin de mes?

Hay gravamen desde el 1 de enero por impulso de EH Bildu, que así lo exigió y acordó con el Gobierno, para prorrogarlo durante todo 2025. Conseguimos, además, convertirlo en impuesto para que sean las Haciendas vascas las que lo gestionen y recauden en el ámbito de nuestra soberanía fiscal.

El PNV debe abandonar ya las excusas y apoyar el decreto energético en la votación crucial del miércoles, secundado mayoritariamente por la sociedad vasca. De lo contrario, si sucumbe nuevamente a las presiones, amenazas y chantajes de Repsol y de las energéticas para librarles de pagar lo que les corresponde, los principales perjudicados serán directamente la ciudadanía vasca y los servicios públicos.

 

Agujero de 100 millones

Tan es así que en los presupuestos generales del Gobierno Vasco ya vienen contemplados los 67 millones que pretendían recaudar en 2025 con el gravamen a las energéticas. Si no fuera dinero que se queda en los bolsillos de los vascos y las vascas, tal y como esgrimen ahora, ¿por qué los incluyeron en los presupuestos?

Lo cierto es que el voto en contra del PNV al mantenimiento del gravamen generará un agujero en los ingresos no solo del Gobierno Vasco, sino también del Gobierno Navarra. En total son más de 100 millones de euros. Esa decisión, por tanto, tendrá una repercusión directa en la calidad de los servicios públicos y el bienestar de la ciudadanía. 

¿Cómo van a paliar el agujero de más de 100 millones de euros que dejarán de recaudar si no se mantiene el gravamen? ¿Cómo van a explicar a la ciudadanía que renuncian a los ingresos contemplados en sus propios presupuestos? ¿De dónde pretenden recortar esos 100 millones para tapar el agujero? ¿A quién se lo van a quitar? 

Hacer todo lo que mande y decida Repsol, una empresa que ni siquiera tiene la sede fiscal en la CAV, supone erosionar el autogobierno por parte de quienes se arrogan su defensa exclusiva. ¿Cuál es la obediencia soberanista a la que nos debemos con una empresa que ni siquiera está radicada en nuestro territorio? 

¿Cuál es el motivo por el que el PNV era partidario, y así lo demostró con su voto a favor, de aplicar un gravamen a las energéticas en 2022 y ahora se muestra tan reticente? ¿Qué ha cambiado? Lo único que ha cambiado es que las energéticas no han parado de engordar sus cuentas de resultados. Y si quieren cambiar el rumbo de la política, lo tienen fácil: que se presenten a las elecciones.

El PNV va a hacer que las Haciendas vascas pierdan 100 millones de euros para que se lo ahorren Repsol y las energéticas. Deberán explicárselo a la sociedad vasca. Están a tiempo de rectificar. EH Bildu no se plegará al dictado de las energéticas.