Nagore Alkorta:
En la documentación analizada en el Consejo Vasco de Finanzas de hoy se ponen de manifiesto diversas cuestiones. Se hacen previsiones optimistas, pero, en nuestra opinión, la prudencia es fundamental en estos tiempos de incertidumbre. Un momento en el que se pide prudencia. Son tiempos de mucha incertidumbre, ya que el propio lehendakari Pradales lo expresó o advirtió en el pleno de Política General. Puede (y lo estamos viendo) que se puedan dar hechos que puedan trastocar todas las previsiones, y eso hay que tenerlo muy en cuenta. Es habitual que en reuniones como la de hoy se hagan previsiones positivas y se quiera trasladar ese mensaje de que todo está bien a la ciudadanía, pero luego eso se topa con la cruda realidad. Por lo tanto, mucha prudencia y mucho cuidado a la hora de hacer previsiones, porque son excesivamente optimistas no cumplir con esas previsiones, tiene graves consecuencias en los ayuntamientos, porque tienen que devolver el dinero y surgen situaciones complicadas, como ha sucedido este año.
Por otro lado, desde EH Bildu lo hemos señalado en más de una ocasión y hoy nos ratificamos: Araba, Bizkaia y Gipuzkoa necesitan una reforma fiscal en profundidad que permita recaudar recursos económicos que satisfagan las necesidades de este país y de sus ciudadanos y ciudadanas. A principios del año en el que se revisó el impuesto, EH Bildu denunció que no se enfrentaba a los problemas estructurales que tiene nuestro sistema tributario y que además tendría un efecto negativo en la recaudación, lo que se confirma en las previsiones para el próximo año. La mayoría de la recaudación se sigue percibiendo de las rentas de las personas, queda a cargo de los trabajadores y no del Impuesto de Sociedades. La razón por la que se recaudan las sociedades es cada vez menor, cuando los beneficios de muchas grandes empresas han aumentado mucho. Y habrá que ver cuáles son los efectos en la recaudación de esa larga lista de deducciones fiscales que se acordó, porque eso no se ha analizado correctamente. Pero, al fin y al cabo, no tenemos garantizados los medios para dar respuesta a los grandes retos que tenemos entre manos.
Para mantener unos servicios públicos potentes, los ayuntamientos necesitan suficiencia y solidez financiera, algo que la recaudación y distribución actual no garantiza. No debemos olvidar que los Ayuntamientos, como entidades más cercanas a la ciudadanía, asumen más responsabilidades en su día a día que las que les corresponden. Aún hoy en día, la capacidad económica sigue siendo muy desigual en las instituciones.