Vecinos y vecinas del entorno de Artaza y el Antiguo Golf, así como la comunidad educativa del instituto Artaza-Romo, siguen con preocupación el proyecto del túnel subfluvial bajo la ría. No es para menos. La propia Diputación reconoce en sus informes que este túnel, que conectaría Artaza con la zona de Ballonti, aumentaría el tráfico y el uso del vehículo privado más de un 30%, con el ruido y la contaminación extra que ello supone. Además, el túnel también destruiría gran parte del parque de Artaza, pulmón verde entre Getxo y Leioa, y afectaría al patio del instituto. Un auténtico despropósito que empeoraría la calidad de vida de los vecinos y vecinas del entorno, tanto durante las obras (que durarían más de cinco años) como después. No es momento de fomentar el uso del vehículo privado, sino de ofrecer otro tipo de alternativas, como el fortalecimiento del servicio de transporte público (nuevas líneas de autobús, más frecuencias, mantener los descuentos...), etc.
Resulta evidente que en el contexto de emergencia climática que vivimos este proyecto es un sinsentido. Inicialmente se contemplaba la posibilidad de incorporar una conexión de metro al túnel, pero esa opción ya ni se nombra en el proyecto. Mientras en todos los grandes municipios, incluido Getxo, se están creando o se van a crear zonas de bajas emisiones, prohibiendo el acceso a vehículos contaminantes, en Artaza vamos a crear una zona de "altas emisiones"; una incongruencia que incumple todas las políticas para hacer frente al cambio climático.
Y desde luego, no debemos olvidar que esta "inversión", o más bien "despilfarro", nos costará más de 500 millones de euros (a los que habrá que sumar los habituales sobrecostes), que se dejarán de invertir en otras necesidades más importantes o desde luego con mayor prioridad, como el reforzamiento de Osakidetza y la atención primaria, el sistema educativo, etc.
Por todo ello, el sábado 8 de febrero nos sumaremos a la manifestación convocada por la plataforma contra el túnel subfluvial, que partirá a las 17:00 del Teatro Arriaga en Bilbo.