AKTUALITATEA

| 2024-09-17

Se ha presentado en el Pleno del Parlamento Europeo el informe Draghi, que está enfocado en propuestas para recuperar la competitividad de la Unión Europea ante su progresiva pérdida en ese vector ante los EEUU y China.

Draghi es un ultraliberal que destacó por la privatización del sector público en Italia, y esto invita a estar alerta y vigilantes ante sus propuestas. En su informe destaca la propuesta de medidas que fomenten la competitividad, pero llama la atención la ausencia de referencias a los derechos sociales o el estado de bienestar en ese mismo contexto.

En lo positivo, el informe propone crear un nuevo fondo con deuda común financiada por la UE. Mancomunar la financiación de los grandes retos europeos es positivo y contribuye a fortalecer el avance del proceso de integración europeo hacia la unión política.

El Informe Draghi plantea un objetivo con el que se puede estar de acuerdo, mejorar la competitividad de la UE, pero los medios que plantea son cuestionables. Pocos objetarán a la idea de fortalecer la inversión industrial en la UE para mejorar la competitividad frente a los EEUU y China y así proteger la inversión en la Transición Ecosocial y la mejora del empleo. Pero las dudas surgen a la hora de establecer cómo se articulará esa inversión de 800.000MEUR público/privada, y hasta qué punto se proponen dinámicas de desregulación teniendo en cuenta que se pretende ser competitivo con dos mercados altamente desregulados como son el chino y el estadounidense. Una vez más, da la impresión de que se pretende reforzar el esquema de “riesgo público y beneficios privados” y esto no deja de ser un problema para las clases populares que pueden tener el riesgo de volver a tener que cargar con los costes sociales de las medidas en favor de la competitividad que pudieran acordarse. Planea una vez más el riesgo más que evidente de austericidio y vuelta al 2008.

En resumen, el Informe Draghi avanza hacia una desregulación acelerada de la economía que pretende realizarse con fondos públicos y que puede plantear como peaje políticas de austeridad para, básicamente, los países del Sur europeo. Abordar el reto de la competitividad como Unión es positivo, pero este objetivo no puede disociarse de que esa competitividad se debe plantear desde una óptica de justicia social y no desde la aceleración de las desigualdades sociales.

Por último, hay que destacar que el Informe Draghi se aborda desde una visión geopolítica basada en la confrontación entre potencias y que contempla a China y otros hegemones regionales como enemigos en vez de tratar de enfocar esas relaciones internacionales desde la cooperación y el abandono de relaciones económicas neocoloniales con los países del Sur Global. La idea de soberanía europea es fundamental a la hora de reforzar la competitividad de la UE en el mundo, y esto implica posiciones autocentradas para Europa y no dependientes de otros intereses o estrategias como los de la política exterior norteamericana o la OTAN.