AKTUALITATEA


| 2023-11-17 00:00:00

Vivimos tiempos convulsos. Tiempos de cambios estructurales en un contexto de incertidumbres crecientes. A la acumulación de los retos de época (descarbonización, reto demográfico, digitalización…) se suma el fin de ciclo del capitalismo neoliberal, el auge de movimientos autoritarios de corte supremacista y la concatenación de crisis varias (financiera, pandemia, guerras, inflación).

Tras décadas de globalización es más que evidente que el contexto general incide directamente en nuestra realidad local y, en la dirección contraria, desde la practica local se pueden empezar a desbrozar los caminos que nos lleven a transitar de manera lo más ordenada posible a una nueva realidad que aún está por construir.

Está idea es la que rige la acción política de EH Bildu durante las últimas legislaturas. Llevamos tiempo diciendo que en Araba, como en el resto del país, nos enfrentamos a retos que requieren transformaciones profundas en nuestro tejido socioeconómico tanto a nivel público como privado. Nos enfrentamos a transiciones que se prolongarán décadas y que, por lo tanto, requieren de amplios acuerdos político-sociales que garanticen no solo su puesta en marcha sino una hoja de ruta compartida que garantice su éxito.

Mientras tanto las principales instituciones del territorio se mantienen en dinámicas de inercia sin acometer de manera decidida, y mucho menos compartida, las transformaciones que cada vez se antojan más urgentes. Acumulamos décadas de retraso en el diseño e implementación de políticas de luces largas y una mínima ambición. Durante los últimos años se acumulan las señales que nos advierten de que la inercia no es una opción. La falta de altura de miras, visión estratégica y ambición nos está llevando inevitablemente a perder posiciones y dificultan, por inacción, acometer las necesarias transformaciones que empiezan a imponerse por la vía de los hechos sin hoja de ruta, sin planificación y con un control, cuando menos, insuficiente.

Desde EH Bildu llevamos años reclamando al conjunto de las formaciones políticas del territorio, con escaso éxito hasta la fecha, la necesidad de establecer un diálogo sincero que nos lleve a alcanzar acuerdos de mínimos para acometer los grandes retos del territorio.

 4+1 son desde nuestro punto de vista los retos sobre los que debería asentarse el dialogo político-social en este momento histórico.

1.           BIENESTAR

Durante las últimas décadas se ha producido una degradación evidente en el acceso de la ciudadanía a los servicios que garantizan el bienestar de la ciudadanía y el desarrollo de un proyecto de vida digno. Derechos básicos como sanidad, educación, sistema de protección social y cuidados, vivienda… requieren de forma inaplazable de establecer un punto de inflexión que modifique la tendencia de las últimas décadas y establecer políticas de largo alcance que reconstruyan un estado de bienestar universal para el conjunto de la ciudadanía.

2.           REPARTO DE LA RIQUEZA

La desigualdad en el reparto de la riqueza se ha acelerado de forma considerable desde la irrupción en 2008 de la crisis financiera. Las diferencias sociales, las dificultades de amplias capas de la sociedad para llegar a fin de mes, en definitiva, la precarización social, van en aumento de manera preocupante. Es urgente establecer mecanismos para hacer frente a la inflación, al encarecimiento de la cesta de la compra, del precio de la energía, de las hipotecas, de los carburantes. Debemos establecer mecanismos para aliviar la situación económica de una sociedad en la que, cada vez de manera mas generalizada, los ingresos ordinarios no alcanzan para cubrir las necesidades diarias lo que lleva a una reducción de los ahorros en el mejor de los casos y al limite de la pobreza en el peor.

En ese sentido, la necesidad de una reforma fiscal profunda, la necesidad de condiciones laborales e ingresos dignos están y deben estar en el centro del debate político.

 

3.           TRANSICIÓN ECOSOCIAL

La emergencia climática y el agotamiento de la era de los combustibles fósiles ya está aquí y la falta de previsión y anticipación de los partidos gobernantes nos ha traído a un escenario complejo de difícil gestión. El debate está centrado en la polémica sobre los proyectos de generación de energía renovable a gran escala, pero la transición hacia un modelo de sociedad descarbonizada implica de manera transversal a todo nuestro modelo socioeconómico. Reducción de nuestro consumo energético global mediante la eficiencia y el ahorro. Reconversión de un modelo industrial basado en la automoción de motores de combustión y sectores altamente dependientes de los combustibles fósiles. Nuevo modelo de movilidad que reduzca los desplazamientos y los derive a modos colectivos electrificados. Transformación de un modelo agrario insostenible, basado en la exportación de lo que producimos y la importación de lo que consumimos, hacia un modelo que prime el consumo de cercanía y la soberanía alimentaria. Las transformaciones son inaplazables y no existe alternativa. Urge un debate social a todos los niveles y acuerdo para acometerlas de la manera más ordenada posible.

4.           EQUILIBRIO TERRITORIAL

La macrocefalia de Gasteiz sigue generando importantes desequilibrios en el territorio que deben ser corregidos con políticas audaces y creativas. La necesidad de revitalizar la zona rural alavesa pasa por nuevas políticas de movilidad, servicios, infraestructuras, vivienda, empleo y ocio y cultura. Nuevas políticas que hagan de la zona rural un ámbito atractivo y facilitador de nuevos proyectos vitales y que contribuyan a mitigar el riesgo de despoblación de las comarcas más alejadas de la capital.

En ese camino es fundamental compaginar el abandono definitivo a las constantes dinámicas de centralización de las competencias de las instituciones locales (servicios sociales, gestión del agua, gestión de residuos…) con el impulso definitivo al empoderamiento de concejos, municipios y cuadrillas. Empoderamiento que favorezca el principio de subsidiariedad y facilite la implementación de las competencias propias mediante un modelo de financiación basado en la suficiencia económica.

4+1.      LUCHA DE VALORES

En estos tiempos de incertidumbre e inestabilidad es más necesario, si cabe, multiplicar el esfuerzo por la lucha ideológica en valores. Si bien aún no nos ha alcanzado, nuestro país, y nuestro herrialde, no están exentos del riesgo del auge global de movimientos políticos autoritarios de extrema derecha.

La lucha ideológica en valores como la igualdad, el feminismo, la diversidad, la soberanía y la protección de nuestra identidad y valores es la mejor de las vacunas ante la extrema derecha. Es indispensable promover y proteger valores tan profundamente arraigados en nuestra sociedad y extenderlos a las nuevas generaciones que despiertan a la conciencia política. No podemos permitirnos bajar la guardia en esta materia.

Con el debate presupuestario arranca definitivamente está nueva legislatura en las instituciones municipales y forales. En este primer debate empezaremos a vislumbrar la altura de miras de las formaciones políticas y la capacidad de diálogo y acuerdo de los gobiernos. Testaremos la voluntad, o no, de abandonar políticas de inercia y acometer cambios estructurales que respondan a los grandes retos del momento y nos permitan recuperar posiciones como sociedad. Desde EH Bildu acometemos el debate con responsabilidad y ambición porque la única opción de futura es lograr tejer amplios acuerdos de futuro. No existe alternativa.