Han pasado ya dos semanas desde la trascendente noche del 28 de mayo. Una noche que, una vez pasada la resaca electoral, debería dar paso a una reflexión profunda y sosegada sobre los resultados de las elecciones municipales y forales en Araba. Es innegable que algo está sucediendo en el conjunto del país y que durante la última década Araba está viviendo cambios impensables pocos años atrás. Cambios que están dando paso a una nueva sociología alavesa, a una nueva manera de ser arabarra.
El 28 de mayo la izquierda soberanista fue la fuerza más votada en 19 de los 53 municipios del territorio. 19 municipios que aglutinan 295.997 habitantes del total de 336.366 alaveses y alavesas, el 88% de la población total del territorio.
EH Bildu fue primera fuerza en las elecciones municipales de Araba, con 38.143 votos, alcanzando el 25,66% del electorado, y gano en la capital, Vitoria-Gasteiz, y en municipios de la importancia de Laudio, Agurain y Oion.
Con una caída de la participación del 5%, EH Bildu fue la única fuerza que creció en número de apoyos, logrando los mejores resultados desde su nacimiento en 2011, mientras que EAJ-PNV se dejaba más de 8.000 votos, PSE-EE 2.000, PP unos cientos y Elkarrekin algo más de 4.000.
Pero los buenos resultados de la izquierda soberanista no se reducen a las elecciones municipales. También las elecciones forales dejaron una instantánea a destacar. EH Bildu fue segunda fuerza en el territorio a apenas 1.200 votos de EAJ-PNV. Fue primera fuerza en la circunscripción de Vitoria-Gasteiz y segunda en Tierras Esparsas y Aiaraldea a 1.100 y 600 votos de EAJ-PNV respectivamente. Dejando el reparto de representantes en las Juntas Generales en un empate solamente roto en la circunscripción de Aiaraldea.
Pero, más allá de la foto fija que arrojó la noche del 28 de mayo, es interesante también visualizar la trayectoria de la izquierda soberanista en Araba desde el nacimiento de Bildu en el año 2011. EH Bildu ha mejorado de manera constante sus resultados en las elecciones municipales y forales. 2011, 2015, 2019 y finalmente 2023. Convocatoria tras convocatoria el espacio electoral de la izquierda soberanista ha ido creciendo, de manera sosegada y sostenida, consolidándose como fuerza política fiable, con vocación de gobierno y preparada para liderar el territorio ante los grandes retos a los que se enfrenta.
Es innegable que la manera de hacer de EH Bildu ha logrado conectar con una parte importante de la sociedad. Mientras la desafección política afecta con fuerza a otras formaciones la responsabilidad política y la acción basada en principios claros de EH Bildu están funcionando como antídoto ante ese desapego. Queremos pensar, además, que esa manera de hacer aporta en positivo para volver a prestigiar la política como herramienta para mejorar la sociedad y el bienestar de la ciudadanía. EH Bildu parece estar sabiendo conectar con un nuevo sentido común que se va abriendo paso en la sociedad alavesa y que anuncia la apertura de un nuevo ciclo político en el que la acción político-institucional gire en torno a nuevos valores, en torno a los intereses y las necesidades de la mayoría.
Y mientras todo esto está ocurriendo, hay quien pretende hacer ver que nada ha pasado. Tras las elecciones se ha impuesto el debate sobre las alianzas postelectorales. Y vuelven a asomar los viejos tics del pasado. Son muchos los intereses que se mueven detrás de “pactos paraguas” y “gestos patrióticos”, pero ninguno de esos intereses responde al bien común ni a las acuciantes necesidades de la gente. Se trata más bien de poner puertas al campo y tratar de retener a cualquier coste las cotas de poder otrora sostenidas en el apoyo popular. Hacer cualquier cosa para que nada cambie, cuando las cosas ya están cambiando, ya han cambiado. Tratar de mantenernos en la bicicleta estática cuando a esta le faltan ya, al menos, el manillar y uno de los pedales.
Así, quienes (EAJ-PNV), en otros tiempos, bajo la premisa de cerrar las puertas a las políticas tóxicas e incendiarias del PP no dudaron en alcanzar acuerdos con EH Bildu en Labastida, Laguardia, Oion e incluso Vitoria-Gasteiz (exigiendo en este caso la alcaldía a pesar de haber sido tercera fuerza por detrás de EH Bildu), al parecer no tienen hoy ninguna objeción en unir sus votos con ese partido para hacer frente común en Oion, Zigoitia, Kuartango y Vitoria-Gasteiz. ¿Bajo qué proyecto? ¿Con qué objetivo? Ostentar la mayor cota de poder posible, no existe otra respuesta lógica. Cómo puede explicar un partido abertzale centenario a sus bases la decisión de sacar a EH Bildu de la alcaldía de Vitoria-Gasteiz, con toda la carga simbólica y de país que tiene, para cedérsela al PSE-EE con los apoyos del PP. ¿Qué mensaje se manda al país?
Quienes (PSE-EE) durante los últimos cuatro años se han apoyado en los acuerdos con EH Bildu tanto en Madrid, como en Nafarroa, como en todos aquellos municipios en los que las relaciones con su socio preferente, EAJ-PNV, estaban tan rotas que el diálogo era imposible, hoy se alían con su enemigo más íntimo, el Partido Popular, para tratar de cerrar el paso al cambio de ciclo político. Detrás se esconde una mezcla de desesperación por mantener el status quo y de complejo ante los embates que promete la extrema derecha española en la guerra sin cuartel que serán las elecciones del 23J en el Estado español. Pero ¿cómo explicar al día siguiente que quien te ha investido alcaldesa es el enemigo a batir apenas un mes después?
La única posición compresible sería la del PP y su oferta de ceder sus votos sin condiciones para evitar gobiernos de avance y progreso de la mano de EH Bildu. Al fin y al cabo, en Araba conocemos bien las políticas reaccionarias del PP y el rechazo que le produce cualquier atisbo de igualdad y modernidad. Pero lo cierto es que la principal razón que soporta la oferta del PP no es otra que dotar de munición en el Estado español a su candidato a la presidencia, Alberto Núñez Feijó.
Y con estos mimbres nos aproximamos al próximo 17 de junio, fecha para la constitución de los gobiernos municipales en el conjunto de Hego Euskal Herria. Evidentemente, cada cual es libre de tomar las decisiones que estime oportuno, pero igual de obvio es que ciertas decisiones no responden al interés común. No responden al bienestar de la ciudadanía ni a la necesidad de conformar gobiernos que sean capaces de liderar las instituciones ante los grandes retos a los que se enfrentarán en los próximos cuatro años. En el centro del debate no están la transición ecosocial, la transformación industrial, el reto demográfico, el acceso a una vivienda digna y asequible, el refuerzo de los servicios públicos básicos… Son otros los intereses que centran el debate. Intereses que abundan en el desprestigio de la política y en la cada vez mayor desafección social hacia ella.
Por su parte, EH Bildu seguirá haciendo política basada en valores y principios, desde el sentido común y en favor del interés general. Seguiremos ofertando la conformación de acuerdos de gobiernos amplios, basados en contenido, con todas aquellas formaciones con las que compartimos, al menos en parte, proyecto político. Y seguiremos ofreciendo nuestra representación para cerrar la puerta, allá donde sea posible, a las políticas retrógradas del Partido Popular. Los grupos municipales de EH Bildu definirán pueblo a pueblo su posición en las sesiones de investidura en base a la realidad social del municipio anteponiendo, por encima de todo, el desarrollo de políticas beneficiosas para el conjunto de la ciudadanía.
Voracidad en el control del poder, arrogancia e intereses partidistas o política con mayúsculas, interés general, principios y valores. De eso va el cambio de ciclo que ya está en marcha y que seguiremos empujando para que se consolide.