AKTUALITATEA


| 2025-11-05 12:12:00

Tras romper Eneko Goia su compromiso con la ciudadanía donostiarra e incumplir sus obligaciones, Jon Insausti, responsable del departamento de turismo durante los últimos años, es el nuevo alcalde. Sin duda, esto nos lleva a una serie de reflexiones y a plantear preguntas desde la responsabilidad con la que afrontamos la materia en EH Bildu.

Es sorprendente escuchar cómo después de años de negación del problema, ahora se dicen pioneros en regular el turismo. Las medidas en la regulación de la actividad turística han llegado tarde y en muchos casos se han quedado a medio camino, una de las últimas la normativa de los guías turísticas. Vemos diariamente grupos de más de 25 personas en nuestras calles. Se ha impulsado la norma, pero este Gobierno Municipal no ha sido capaz de idear una forma eficaz de hacer cumplir las cuotas establecidas. Lo mismo sucede con la capacidad de carga que hace tiempo propusimos desde EH Bildu, una medición objetiva, basada en la ciencia, y que va a ser fundamental para diseñar una serie de políticas. Tenemos que demostrar capacidad de anticipación, esto será indispensable, más si cabe en una ciudad que ha superado sus límites.

Creemos que difícilmente se puede revertir en unos pocos meses el modelo que se ha alimentado durante estos últimos años. Vamos a poner el espejo a la realidad que vivimos: En 2016 Donostia tenía 9.100 plazas de alojamiento turístico y, ocho años más tarde, en 2024, eran 19.828. Es decir, hemos sufrido un incremento del 119% y en total se han permitido 10.728 plazas de alojamiento más en el citado periodo.

En una comparecencia ofrecida este miércoles por la mañana, Markel Ormazabal ha recordado que en los últimos diez años se han abierto más de 55 hoteles y que en 2018 el Gobierno de PNV-PSE flexibilizó su regulación de viviendas turísticas. «Se legalizaron cientos de pisos turísticos en situación irregular. Y digámoslo, llamar ‘regular’ a la legalización de pisos que eran ilegales es engañar a la ciudadanía».

La modificación del PGOU para la ‘delimitación’ de los usos de alojamiento turístico es ejemplo de un fracaso en un intento de instaurar la moratoria a las nuevas plazas de alojamiento. ¿Por qué? Porque en el fondo no hay voluntad: hemos comprobado que las afirmaciones hechas públicamente son falsas. La delegada de Urbanismo, Nekane Arzallus, y el propio ex alcalde, Eneko Goia, señalaron en 2023 que «la suspensión acarreará la imposibilidad de otorgar licencias para la implantación de nuevos establecimientos y usos de hospedaje así como la realización de las obras correspondientes o la ampliación de los preexistentes».

Y de nuevo resulta sorprendente comprobar que estas palabras no pueden estar más alejadas de la realidad. La moratoria sigue vigente y, sin embargo, se anuncian nuevas licencias sin interrupción. La última, esta misma semana, con el nuevo hotel de super lujo en torre Satrustegi y que ha sido apoyada sin disimulo por este Gobierno Municipal. Y otro tanto con los hoteles en María Inmaculada y Mariaren Bihotza, que serán realidad en un futuro próximo, ambas en Gros, precisamente en la zona saturada. También el hotel Hilton en el Centro y el hostel en Martutene, ambos en fase de construcción.

Y nosotras, desde EH Bildu, interpelamos al alcalde Jon Insausti, por la responsabilidad que tiene ahora, pero también por la que ha tenido en los últimos años: ¿qué pretende hacer para regular el sector? Es decir, ¿para regularlo realmente? «Donostia tiene un límite y lo superamos hace tiempo: las políticas que necesitamos no se pueden diseñar desde el punto de vista de la contención, sino de la reversión. Si se quiere construir Donostia para los y las donostiarras, es hora de asumir seriamente lo que la ciudadanía dice al respecto», ha advertido Ormazabal.

Tres de cada cuatro donostiarras creen que en la ciudad no hay margen para el crecimiento turístico y el 77% de la población no cree que el Ayuntamiento de Donostia deba atraer más turistas. «Sin embargo, el Gobierno Municipal sigue promocionando la ciudad y promoviendo el turismo. Prueba de ello es la partida presupuestaria incorporada en los Presupuestos de este año. Al menos el 20% del presupuesto de la sociedad ‘San Sebastián Turismo’ está destinado a seguir promocionando la ciudad, aunque existen partidas extraordinarias para alimentar la industria. Por ejemplo, los 130.000 euros para impulsar el mundial de fútbol de 2030». PNV y PSE también rechazaron este verano la propuesta de EH Bildu de dejar de impulsar la industria de cruceros.

La generación de Jon Insausti

El turismo no tiene que ser gestionado, el turismo tiene que ser gobernado, y para eso hace falta voluntad y la aplicación de políticas valientes. El propio Gobierno Municipal desconoce la cantidad de pisos turísticos ilegales que tenemos en la ciudad, pero es aún más grave escuchar que no hay intención de poner en marcha ningún instrumento para hacerlo, aun reconociendo que los escasos mecanismos actuales fallan. Lo que sabemos por el momento es que, porque así lo ha dicho el Ministerio español de Vivienda y Agenda Urbana, son 138. Estamos convencidas de que son muchos más, pese a que el Gobierno municipal de PNV-PSE no ha dado cifras.

En su primera intervención como alcalde, el propio Insausti afirmó que asume la nueva responsabilidad «como un reto que tiene nuestra generación». Y el mismo día se publicaron los resultados del estudio realizado por Gure Geroa para conocer la opinión de los jóvenes de Hego Euskal Herria sobre el turismo. Pues bien, se constata, de nuevo, que tienen una opinión muy crítica: el 75% cree que el turismo tiene un impacto negativo, el 95% que ha crecido demasiado y el 72% considera que el modelo turístico actual no es sostenible. La encuesta también incluye propuestas como limitar la presencia de franquicias o limitar las posibilidades de que los fondos de inversión y los capitales extranjeros compren viviendas. Y esa es la dirección.

Se ha regulado en beneficio de intereses privados y se ha desregulado en perjuicio de la ciudadanía. Desde EH Bildu creemos que el cambio de modelo tiene que ser total, poniendo en el centro a los y las donostiarras: cesar la promoción, aplicar políticas de regeneración y planificar para que los barrios sean lugares vivos y habitables. La ciudadanía donostiarra lo ha manifestado una y otra vez y la generación que sucede al alcalde lo ha hecho con rotundidad. Las instituciones públicas deben actuar con valentía y sin demora. ¿El nuevo alcalde será capaz de responder a este reto? ¿Da por buena la situación actual que vivimos en Donostia? ¿De no ser así, qué piensa hacer? Por el momento, en las comparecencias públicas no ha abordado el tema, y tampoco lo ha citado entre sus prioridades. Los y las ciudadanas reclaman algo más que un discurso que se ha adaptado por conveniencia.