AKTUALITATEA


| 2021-03-31 12:56:00

Tras el alzamiento franquista, la mayor parte de Araba quedó bajo el control de los golpistas.  Aun así, el territorio alavés no se libró de la represión. Con el objetivo de aniquilar cualquier atisbo de oposición al nuevo régimen se llenaron las prisiones y las cunetas: ejecuciones, desapariciones forzosas, cárcel, tortura, exilio…

 

Cargos electos, maestros, sindicalistas, militantes políticos… fueron los objetivos. Entre 1936 y 1945 hubo cerca de 350 personas asesinadas en Araba por los sublevados. A día de hoy, muchos de ellos continúan desaparecidos. 

 

Pero el 31 de marzo de 1937 quedará grabado en el calendario de la represión franquista. Ese día el ejército franquista comenzó el ataque contra el frente norte. Esa misma noche, en la retaguardia, un escuadrón de la muerte compuesto por requetés, falangistas y guardias civiles se presentó en la prisión vitoriana de la calle La Paz. Sacaron a 16 presos de sus celdas y los llevaron maniatados a 2 camiones que les esperan en la puerta para ser trasladados al puerto de Azazeta.

 

Ahí fueron ejecutados y enterrados. Aquellas ejecuciones sumarias fueron ordenadas por el general Mola, que pretendía generar terror. Fue el asesinato con mayor carga y significación política producida entre 1936 y 1939 en Euskal Herria. Entre ellos figuraba Teodoro González de Zarate, alcalde de Gasteiz, afiliado a Izquierda Republicana, que había ganado las elecciones en segunda vuelta.

 

Los demás eran cargos electos o significados militantes republicanos, socialistas, abertzales o anarquistas. Otros eran obreros que habían sido encarcelados por simpatizar con esas ideologías que el terror de Estado franquista quería aniquilar.

 

A los 2 años se recuperaron los restos de 3 de los 16 asesinados. Las otras 13 víctimas de la masacre de Azazeta permanecieron en el monte 41 años más. Todavía hoy las cunetas del Estado español siguen repletas de cadáveres.

 

Hoy, 84 años después, reclamamos verdad, justicia y reparación para las 16 personas asesinadas en Azazeta y todas las demás víctimas de la represión franquista. Contra el olvido, recuerdo; contra la injusticia, verdad, justicia y reparación; contra la indiferencia, el reconocimiento de todo un pueblo que se empeña en recordar. Porque no podemos construir Araba sobre el olvido.

 

En 1936, Teodoro González de Zarate encabezó un gobierno entre diferentes para construir una Araba mejor. La reforma agraria, la reforma de la enseñanza, una mayor autonomía a los municipios, la tramitación de los estatutos de autonomía, la restauración de cargos públicos suspendidos o la liberación de los presos políticos de la revuelta del 34 fueron algunas de las reformas puestas en marcha. Contra esas reformas se sublevaron.

 

Ahora, como entonces, hemos aprendido del valor de lo público.

 

La pandemia ha dejado en evidencia si cabe nuestras carencias:

 

  • Que las tareas de los cuidados son esenciales y que recaen sobre un colectivo eminente feminizado y que trabaja en condiciones precarias.
  • Que las crisis, antes y ahora, las acaban pagando los y las trabajadoras y que cuando los beneficios se recortan son los y las trabajadoras quienes pagan las consecuencias
  • Que la educación no es igual para todos y para todas
  • Que nuestro sistema sanitario no es capaz de afrontar una crisis así y que sólo el tesón de sus profesionales ha permitido hacer frente a esta pandemia.

 

Pero durante esta crisis sociosanitaria también hemos sacado lo mejor de nosotras mismas. Hemos demostrado solidaridad, dignidad y responsabilidad. Hemos dejado claro que aunque caigamos, sabemos levantarnos. Levantarnos sí, pero para cambiar de rumbo, porque la Araba con la que soñaron en el 36 y con la que soñamos ahora debe ser más justa y más solidaria. Pero también debe ser ecologista, diversa y feminista y, sobre todo, debe estar sustentada en esos valores de izquierda que intentan ahogar a tiros.

 

Por eso, 84 años después, seguimos reclamando políticas públicas que pongan a las personas en el centro.

 

Por eso, 84 años después, seguimos luchando por esa Araba ecologista, diversa y feminista… por esa Araba sustentada en esos valores de izquierda que intentan ahogar a tiros.