AKTUALITATEA


| 2023-05-02 13:37:00

Hace dieciocho años varias asociaciones y agentes lanzaron una iniciativa para crear un distrito en el este de Donostia, con el fin de empezar a paliar y compensar las carencias y desigualdades que sufríamos las y los vecinos de Altza, Bidebieta e Intxaurrondo. Diez años después se aprobó el Reglamento Orgánico de Distritos de Donostia, y este cuatrienio 2019-2023 ha sido el primero en la actividad de la Junta del Distrito Este; bueno, no han sido cuatro años completos, porque el Covid-19 y las decisiones erróneas de Eneko Goia le dejaron en estado de impase durante un año.

Estos cuatro años de actividad del Distrito Este han sido la crónica de un querer y no poder, entre otras cosas porque el funcionamiento no ha sido operativo, los órganos centrales del Ayuntamiento no lo han tenido en cuenta, ni ha tenido potestad para gestionar directamente el presupuesto que se le ha asignado. Las asociaciones de la Junta han mostrado su malestar por ello, y en sintonía con esta preocupación, EH Bildu ha canalizado iniciativas para que el Distrito consiga el pleno desarrollo y la eficacia cuanto antes.

Pero el Alcalde se ha negado a delegar las competencias, es decir, a otorgarle la facultad de tomar decisiones, aunque puede hacerlo, tal y como corroboró el Secretario General del Ayuntamiento en un informe; incluso, no ha nombrado ni financiado al personal que le corresponde al Distrito, lo que ha supuesto que no se hayan desarrollado varias acciones, entre ellas algunas propuestas por el grupo de trabajo de Igualdad. También ha habido barreras técnicas, ya que han sido los departamentos municipales los que han tenido la decisión final sobre cada una de las acciones propuestas por la Junta; incluso ha sido evidente que muchos departamentos del Ayuntamiento desconocen el Distrito y su actividad, y hemos notado una gran lejanía. A menudo, los proponentes de las iniciativas tampoco hemos sabido en qué punto de desarrollo estaban los proyectos aprobados. Obviamente, eso explica porqué no se ha utilizado en su totalidad ninguno de los presupuestos, desde la puesta en marcha del Distrito. Además, en ocasiones el Gobierno Municipal ha instrumentalizado la actividad del Distrito, anunciando en su nombre iniciativas que eran propias de la Junta (por ejemplo, el bidegorri de Bidebieta o la revista Ekialdeko Barrutitik). Hemos tratado de dar solución a esas carencias pero el presidente, que pertenece al Gobierno Municipal, nos ha negado el debate en más de una ocasión; además, aunque le correspondía dirigir e impulsar los trabajos y servicios acordados por la Junta, no ha mostrado suficiente iniciativa en ello ni en su seguimiento.

Lo expuesto muestra que Eneko Goia ha querido establecer una especie de deterioro programado del Distrito Este; ralentizar pero no avanzar. Los tres concejales que suscribimos este artículo, por el contrario, vivimos en el distrito y tenemos el convencimiento de que el Distrito puede ser una herramienta adecuada para los vecinos de Altza, Bidebieta e Intxaurrondo si se le introducen cambios significativos: darle poder de decisión, asignarle plantilla, aumentar los recursos económicos y realizar una adecuada labor de comunicación. Al igual que las asociaciones del Distrito, desde EH Bildu hemos hecho un gran esfuerzo en ello, y un ejemplo de ello son las iniciativas y temas importantes que hemos propuesto (por ejemplo, las 33 iniciativas para los presupuestos, o la creación de un grupo de trabajo sobre temas sociales). Gracias a ello, creemos que entre todas y todos hemos conseguido enfocar la política municipal hacia el este de Donostia, es decir, hacia Altza, Bidebieta e Intxaurrondo, al menos en parte.

La constitución del Distrito Este despertó una nueva esperanza entre nuestras y nuestros vecinos, porque pensamos que es hora de saldar la deuda histórica que tiene Donostia con Altza, Bidebieta e Intxaurrondo, y que nos gobernaremos más adecuadamente dando soluciones de primera mano a nuestras necesidades y problemas. Pensamos de que las políticas actuales que nos condenan a no ser más que barrios dormitorio han tocado techo; necesitamos un cambio para hacer de nuestros barrios el motor de la economía, para tener allí una oferta de educación superior, con servicios suficientes y unas infraestructuras dignas para satisfacer nuestras necesidades, para que el nivel de vida y la calidad de vida de nuestros vecinos crezca al menos a la altura de los demás barrios, y para promover una vida comunitaria plena, impulsando una simbiosis adecuada entre las diferentes generaciones, géneros y culturas. ¡Así que abante a por el cambio!