AKTUALITATEA


| 2021-11-11 13:33:00

En una Parte Vieja donde hay graves problemas de falta de servicios, ruidos, con un ikastola Orixe que necesita espacio… lo último que se necesita es un nuevo proyecto hotelero y/o hostelero, adopte éste la forma que sea. Y es que el hecho de que se intente vender como un proyecto sin ánimo de lucro supone, además, una nueva tomadura de pelo a la ciudadanía.

Como se sabe, la Parte Vieja está considerada zona saturada de actividad comercial y hostelera, por lo que no se pueden abrir nuevos negocios de este tipo. Ante ello, determinadas empresas hoteleras y hosteleras, conscientes del atractivo comercial de la Parte Vieja, intentan camuflar sus proyectos con otras denominaciones. Sería el caso del negocio instalado en el edificio conocido como Portaviones, en el muelle, que es un restaurante encubierto bajo el nombre de “centro de valoración e innovación de la pesca de bajura”. Y también sería el caso del proyecto “Brecha Berria”, recogido en el programa electoral del PNV, y aún sin concretar, y que sería un restaurante como el del Portaviones, pero dedicado al producto local. En este caso, todo indica que intentan camuflar un nuevo hotel bajo la denominación de “residencia de estudiantes”.

Por otro lado, desde el punto de vista de la conservación del patrimonio donostiarra, también llama la atención la nueva venta de un edificio singular a un fondo de inversiones extranjero. Recordemos que, muy cerca del convento de Santa Teresa, otro fondo de inversiones compró el año pasado, en su totalidad, el edificio de la La Cueva (el único edificio residencial que se libró del incendio de 1813) y todo indica que para ubicar un gran restaurante.

Por todo ello, desde EH Bildu exigimos al Gobierno Municipal que ponga pie en pared y que deje de permitir proyectos de dudosa legalidad y ninguna legitimidad. Los vecinos y las vecinas de la Parte Vieja están hartos, se movilizan cada 15 días ante el ayuntamiento (hoy por la tarde, por ejemplo), para exigir que se cambien las políticas públicas referidas al barrio. Y este proyecto para Santa Teresa va, precisamente, en la dirección contraria a la que están exigiendo en el barrio. Y va en contra también, por enésima vez, de un modelo de ciudad sostenible.