Estas últimas semanas han llegado noticias que han puesto de nuevo el tema de la Variante Sur Ferroviaria encima de la mesa. El viaducto sobre el río Castaños recibía una valoración favorable del gobierno. Todo esto, haciendo oídos sordos a la opinión del vecindario de Barakaldo.
Desde un enfoque medioambiental son los barrios de Gorostiza y Kastrexana quiénes sufrirán las consecuencias negativas de esta innecesaria infraestructura. El equipo de Gobierno se jacta de estar en contra del viaducto y de su intención de presentar un recurso al proyecto, proponiendo como alternativa el soterramiento. Los servicios jurídicos municipales estudian la posibilidad de recurrir esta decisión del Gobierno español, que cuenta con el aval de la Diputación, ambas instituciones gobernadas por el PSOE y el PNV respectivamente.
En su día el consistorio barakaldés lo calificó como “barbaridad medioambiental”. Efectivamente, este proyecto lo es, tanto si se construyen puentes o soterramiento. El hecho de no verlo, no significa que no tenga impacto.
Desde nuestro punto de vista este tipo de infraestructuras no son para nada necesarias. Existen alternativas ampliando y mejorando la infraestructura ya construida. Una opción viable podría ser el soterramiento de los puntos que generan ruidos y molestias de la actual línea C1 (Santurtzi-Bilbo). Se cubriría, por ejemplo, las vías del tren de Desertu, creando así una zona verde y uniendo dos barrios. De esta manera, tal y como propuso Eguzki y Barakaldo Naturala en el informe realizado por la ingeniería Urak Bide, se recuperaría así un espacio con la consiguiente generación y mejora urbanística. ¿Por qué no mejorar la infraestructura ya construida, en vez de construir nueva en un entorno natural degradando el medioambiente?
Este proyecto se presupuestó hace 10 años en 548 millones de euros. Ahora llegarán los sobrecostes por la subida de los precios de los materiales y la energía, y seguramente rebase los 600. Sin contar con la segunda fase del proyecto hasta Arrigorriaga, con lo que superaría los 1.000 millones de euros. Un gasto excesivo que no es acorde al volumen de mercancías que transportaría. Apostar por macro-infraestructuras en este contexto de crisis medioambiental, no tiene razón de ser. Además de gastar una gran cantidad dinero en un proyecto que no es una prioridad y para nada necesario.
En este contexto de crisis medioambiental, el actual modelo de gobierno PNV-PSE vuelve a imponer un proyecto de gran impacto para el medio. Lamentamos la actitud de estos partidos, verdaderos responsables de la nefasta gestión en este asunto. Más allá de defender los intereses de las vecinas de Gorostiza, Kastrexana y Barakaldo, han optado por la riña partidista obviando sus responsabilidades en las diferentes instituciones donde gobiernan. Empezando desde lo municipal por no cumplir con el acuerdo plenario de declarar la zona afectada biotopo (algo que podría haber sido una herramienta para impedir este atropello medioambiental); pasando por los informes favorables desde Diputación y llegando a la decisión final en Madrid.
Estamos en una fase política no técnica. Todos los planes están encima de la mesa y todas las posibilidades y alternativas también. Es el momento de tomar decisiones políticas. Nos venden un modelo de estabilidad que, en el fondo, se basa en la construcción de más y más infraestructura acordada y pactada en despachos, sin contar con la opinión población ni de otras fuerzas políticas. Modelo que está muy lejos de los retos a los que se tiene que enfrentar la sociedad actual (reto ecosocial, reto democrático…).