AKTUALITATEA


| 2019-12-26 09:50:00

Se venía cocinando y, al final, ha resultado ser caldo gordo. Estos presupuestos no hacen más que confirmar nuestros presagios y suponen un arriesgado paso para atrás. Y es que, hoy que la ciudadanía está demandando a la clase política gestionar los recursos de todas y todos para implementar políticas públicas que pongan la (buena) vida en la centralidad de la agenda, el PNV ha vuelto a demostrar que sigue enrocado en tres elementos: cemento, los recortes y un excesivo discurso mercantilista del municipalismo.

Además, y no menos importante que lo primero, Alcaldía ha vuelto a dejar claro que no le importa lo más mínimo cómo se tramiten los Presupuestos, mientras sean de su gusto. Y como es sabido, importa el qué, pero a la gente le importa mucho el cómo.

En primer lugar, denunciamos cómo han sido tramitados estos presupuestos:

Según palabras del propio Concejal de Hacienda, la normativa no es estricta, pero recomienda aprobar los presupuestos del año entrante antes de concluir el vigente. Además de las recomendaciones de la norma, deberían el concejal y la Alcaldesa respetar otras cosas. Por ejemplo, el mandato popular, estableciendo contactos previos con el movimiento asociativo para detección de sus necesidades, informar como es debido y establecer cuantas reuniones de negociación sean necesarias con la oposición y tener en cuenta las enmiendas, correcciones y propuestas que ésta pudiera presentar.

Creemos que no debiera nunca prevalecer el criterio de dejarlo cerrado antes de fin de año respecto al de hacerlo bien.

Bajo nuestro punto de vista, el PNV ha pecado de exceso de poder no habiendo seguido el procedimiento lógico, ellos que se arrogan el cum laude del rigor exquisito y la excelencia en la gestión. Ni ha presentado la propuesta/borrador al grupo de la oposición debidamente (con documentación adicional y en reunión específica para intercambio de pareceres), el día anterior al pleno ha contestado por escrito a las solicitudes registradas por EHBildu, ni ha establecido un canal eficaz y de respeto mutuo para la negociación de lo que constituye la columna vertebral del hacer municipal. Es decir, mientras hablan de un Plan Estratégico de Legislatura, “se les pasa” con intención cumplir con el procedimiento de lo que supone la negociación de las cuentas locales.

En segundo lugar, advertimos de que este presupuesto es de carácter antisocial:

El PNV ya había lanzado pistas sobre sus intenciones y, finalmente, las ha cumplido. Hoy día contamos con el presupuesto más holgado de los últimos diez años y ello suponía una oportunidad (ahora perdida) para, gestionando como es debido tanto el presupuesto como el remanente, mejorar Plentzia. En su empeño de hacer las cosas “porque lo digo yo”, meten con calzador una obra que ahoga las cuentas, en detrimento, una vez más, de las personas. Además, blindan el nada desdeñable salario de la Alcaldesa y las dietas de asistencia a Plenos y Comisiones, porque eso no se toca pero las subvenciones a las asociaciones sí.

En un principio habían previsto 10.000 € en Igualdad y, si bien es cierto que han reculado consignando los 20.000 € de los últimos dos años, hoy en día esto  debería de ser una medida estratégica ir incrementándo esta partida. Lo mismo ha ocurrido con las ayudas económicas a entidades con fines sociales y la ayuda específica para la celebración del 60º aniversario de una entidad como Arkote Arraun Taldea: habían pasado rodillo, y tras la única reunión mantenida entre grupos, a escasas 72 horas de la celebración del Pleno, decidieron desdecirse, afortunadamente.

Otras entidades y proyectos no han corrido la misma suerte. Mikroflim Short Festival, por ejemplo, está el peligro de desaparecer. A Plentzia Telebista “le bajan la subvención por no quitársela, porque no nos gusta lo que hacen”, literal. Y otros ejemplos que hacen sangrar a cualquier plentziarra.

Nos preocupa, además, que se utilicen términos mercantilistas para referirse al Ayuntamiento. En un Pleno anterior la Alcaldesa aseguró que éste era “la empresa más grande del municipio” y, posteriormente, hemos escuchado en varias ocasiones que había que “amortizar recursos”, ”ser competitivos como Ayuntamiento”, “sacar rentabilidad económica a la ría”, etc. Y no, una institución no es una empresa privada; una buena gestión es invertir en la gente y en el patrimonio natural, histórico, industrial, deportivo cultural o social.

En definitiva, creemos sinceramente que la Alcaldesa y su Equipo de Gobierno están de espaldas a la ciudadanía desoyendo el mandato popular de mejorar la vida de quienes vivimos en Plentzia. Están cayendo en el despotismo, la mayoría absoluta (por 153 votos, recordemos) les ha envalentonado y han caído en una espiral de menosprecio a la acción comunitaria y organizada y, por supuesto, a EHBildu.

Ahora bien, ni por asomo se nos borra la sonrisa; seguiremos exigiendo a este Gobierno las explicaciones que aún nos debe, nuevas reuniones, diligencia en su hacer, cercanía con el pueblo y respecto por las asociaciones y grupos. No nos vamos a quedar mirando cómo este presupuesto condena proyectos e iniciativas, haremos lo que está en nuestra mano para hacer llegar a este Ayuntamiento que vuelve a estar entrecerrado y oscuro, la luz y frescura de este pueblo que bien sabe qué y cómo quiere que se hagan sus cosas.