En este artículo, abordaremos los desafíos que enfrentamos desde el municipalismo en nuestro esfuerzo por transformar y generar soberanías. Algunos de estos aspectos ya los hemos esbozado en artículos anteriores, pues la organización de la administración influye en el día a día de las instituciones y en el apego de la sociedad hacia ellas, impactando tanto a nivel personal como colectivo.
Es fundamental empezar a considerar otras formas organizativas en los ayuntamientos que trasciendan el marco actual, pese a las limitaciones que establecen las leyes estatales. Necesitamos buscar una nueva división del trabajo, fomentando la investigación pública integrar el desarrollo tecnológico en la administración, en colaboración con las universidades públicas. Como diría nuestro informativo de manera metafórica, debemos usar la inteligencia artificial como un minotauro y no como un centauro.
También debemos de fortalecer los ayuntamientos con personal, valorando otras formas de entender lo público más allá de fórmulas centralistas. Este cambio debe ir acompañado de un sistema de contratación más ágil desde la autonomía local, haciendo frente a la interinidad, sin olvidar que existen sectores precarizados, como el de los cuidados, que necesitan ser gestionados desde lo público-comunitario. Hay tener en cuenta que muchas personas no tienen acceso al sistema de oposiciones establecido en las administraciones públicas, perpetuando la división de clases.
Es necesaria una auditoría de otras instituciones supramunicipales y, en algunos casos, profundizar en la mancomunación de recursos. Todo esto requiere otro sistema de financiación donde la construcción no sea una de las principales fuentes de ingresos. Las diputaciones deben realizar una planificación territorial y financiera desde la cogobernanza, eliminando gradualmente un sistema de subvenciones obsoleto que también consume recursos de personal que podrían cumplir o destinarse otras funciones.
Si queremos avanzar hacia instituciones público-comunitarias, también debemos enfrentar el desafío en el ámbito de las licitaciones. A sabiendas de que estos procesos de contratación no desaparecerán de momento, tenemos que buscar fórmulas para que las pequeñas empresas y las del ámbito social y cooperativo puedan sean valor añadido. En un sistema que, bajo el principio de igualdad liberal, siempre favorece a los mismos. Por ello, aunque la central de contratación de Diputación puede ser una buena herramienta, esta debe reformularse, siempre buscando la transparencia, el valor social y herramientas de control eficaces.
A nivel interno, la izquierda soberanista se ha consolidado como la primera fuerza municipalista del país. En muchos municipios, se están llevando a cabo procesos vanguardistas de diferentes índoles. Siguiendo el documento aprobado en 2020 y en sintonía con las conferencias municipalistas que han supuesto un salto cuantitativo, debemos dar un salto cualitativo a nivel organizativo para evitar que los ayuntamientos se conviertan en un espacio donde se quemen cuadros políticos. Por ello, el cuidado de la militancia con fórmulas de apoyo psicológico puede ser una herramienta útil, aunque debería prestarse desde la sanidad pública.
También es clave profundizar en el intercambio de experiencias tanto en oposición como en gobierno, sistematizando estas a nivel organizativo y de funcionamiento diario. Es fundamental contar o formar cuadros con perfiles político-técnicos que apoyen las políticas transformadoras o la gestión del día a día. Por ejemplo, a la hora de llevar adelante un proceso de publicación, es esencial contar con hojas de ruta bien definidas.
Nuestro secretario general, en la última conferencia municipalista, mencionó que históricamente los ayuntamientos han jugado un papel trascendental en la construcción del país y que así será en el futuro cercano. Sinceramente, si existe una vía hacia la plena soberanía y la República vasca, el municipalismo será uno de los agentes principales de ese proceso popular por ser uno de los ejes vertebradores, democráticos y populares. A qué ritmo y en qué tono está por ver. Por ello, instituciones como UEMA, Udalbiltza o el movimiento popular son estratégicas en la construcción de soberanías, sin esperar al mañana para comenzar este proceso aquí y ahora. Si queremos que el municipalismo sea un baluarte del cambio y una herramienta de proximidad democrática y saludable, debemos avanzar con paso firme.
Para concluir, muchos aspectos habrán quedado en el tintero y no se han abordado en su totalidad; estos tres artículos pretenden ser un ejercicio de reflexión, de compartir vivencias e inquietudes, que seguramente otros compañeros y compañeras de distintos municipios enriquecerán. No me arrogo la titularidad de muchas de las ideas aquí expuestas, ya que muchas son fruto de conversaciones con empleados y compañeras de viaje. Tampoco, son fórmulas mágicas, es un ejercicio de sinceridad y reflexión. ¡Ahora, al tajo!