Las bibliotecas públicas tienen una incidencia directa en el desarrollo educativo de las/los estudiantes y de la ciudadanía en general. Además de fomentar el hábito y disfrute de la lectura, es fundamental para garantizar el desarrollo del euskera en los diferentes sectores de nuestra población.
Por ello, deberíamos garantizar un horario mínimo de servicio durante todo el año, adaptando la oferta a las necesidades de la ciudadanía, incluso en agosto, asegurando que los elgoibarreses/as accedan plenamente a este servicio tan fundamental.
Vivimos en una sociedad en la que los requerimientos formativos son cada vez más exigentes y el nivel de formación muestra una tendencia al alza, incluso en los adultos.
Los periodos vacacionales repartidos a lo largo de todo el año (no sólo en verano) se han convertido en habituales, por lo que aumenta el número de vecinos que, por diferentes motivos se quedan en Elgoibar. Sin embargo, el servicio de nuestra biblioteca pública no se ha adaptado aún a esta realidad, a pesar de ser una demanda cada vez más reclamada por la ciudadanía.
Con el cambio de ubicación de la biblioteca municipal, y tras una inversión superior a los 3,5 millones en el edificio de Aita Agirre, deberíamos haber percibido notables mejoras en la calidad de este servicio, sin embargo, cada vez son más los ciudadanos que optan por acudir a otras bibliotecas de la zona para cubrir sus necesidades de formación y/o lectura.
Es innegable la función social de las bibliotecas públicas. Sus beneficios repercuten en la sociedad, mejorando el nivel socioeconómico de la ciudadanía.