AKTUALITATEA


| 2024-03-27 12:07:00

La gestión del turismo tiene que poner en el centro a la ciudadanía donostiarra. Los barrios y sus vecinos deben ser el epicentro de las políticas que entren en vigor. Así, y no de otra manera, tendremos oportunidades reales de conseguir un turismo sostenible y equilibrado. Al menos, posibilidades de acercarse a ello. EH Bildu lo advirtió al inicio de la legislatura y se reafirma ahora en que Donostia se encuentra en un momento de inflexión: la actividad turística ha llegado a un punto crítico y esta legislatura ha se servir para proponer un cambio de rumbo real. Para pasar de las palabras a los hechos, para hacer lo que se dice.

El anuncio de que en Donostua se limitará el número máximo de personas en los grupos turísticos ha llegado a las puertas de las vacaciones de Semana Santa y sólo a escasas semanas del inicio de la temporada alta del sector. Todo paso en la regulación y ordenación de la actividad turística es bienvenido, ya que el turismo es la actividad económica que más ha crecido en Donostia y Gipuzkoa en la última década, y es, al mismo tiempo, el sector menos regulado. Por lo tanto, la medida presentada por el Ayuntamiento para proceder a la regulación de los grupos de turistas que circulan por la ciudad lo vemos con buenos ojos, aunque creemos que la medida se queda corta.

El portavoz de EH Bildu, Juan Karlos Izagirre, y el concejal, Markel Ormazabal, han ofrecido una rueda de prensa para valorar la medida y recordar lo que queda por hacer. Tras recordar el importante peso económico del sector turístico en Donostia, que supone casi el 14% del PIB, Izagirre ha señalado las consecuencias negativas que el desarrollo turístico de los últimos años ha tenido en la ciudad: el 91% de los y las donostiarras considera que el sector ha tenido un impacto directo y negativo en el precio de la vivienda debido a la priorización del uso turístico y como bien para hacer negocio, además de alimentar la llegada de fondos de
inversión; también ha ocasionado problemas en la movilidad, tanto en el centro como en los accesos y salidas de la ciudad; además generar problemas de aglomeración en determinados barrios, que lo sufren de manera habitual.

La situación ha generado inquietud y preocupación entre los y las donostiarras, a los que no se puede dar la espalda. El malestar es evidente y razonable. «Y no son solo afirmaciones que defiende EH Bildu, sino hechos que ratifican encuestas e investigaciones; la última, la realizada por un grupo de investigadores de la UPV/EHU. Las conclusiones son preocupantes y deberían hacernos relfexionar. Hacemos un llamamiento para ello. No estamos en tiempos de consolidar ni de promocionar, sino de revertir», ha señalado Izagirre.

Por primera vez, se ha preguntado a las y los donostiarras por las políticas públicas municipales dirigidas al turismo y los resultados han sido claros: el 85% de la población cree que habría que aumentar la participación en la toma de decisiones sobre el turismo. ¿Cuándo se han contrastado las medidas adoptadas en la materia con los barrios afectados? Asimismo, el informe recoge la necesidad de los donostiarras de ser consultados sobre la estrategia turística.

Asimismo, el 78% de la ciudadanía cree que las decisiones adoptadas han priorizado al turista por encima de las y los vecinos y casi el mismo porcentaje (72%) cree que las decisiones que el Gobierno Municipal pueda tomar en el futuro sobre el turismo no vendrán en la dirección adecuada. Esto no sólo genera decepción, sino también pérdida de confianza. Escuchar a la gente y gobernar en esa dirección es lo que toca, justo lo que no está haciendo este Gobierno Municipal.

El 76% de los y las donostiarras afirma que el turismo no ha contribuido a mejorar la calidad de vida, el 77% afirma que el turismo no debe promoverse y lo que es muy importante: el 62% de los donostiarras está dispuesto a protestar. Todos estos datos son un claro síntoma del enfado producido. «Tenemos un problema y hay que trabajar la solución con el mayor consenso posible. Nuestra obligación es pensar en los ciudadanos y sus necesidades, por encima de las presiones del sector turístico, para recuperar la confianza de los donostiarras», ha instado el portavoz de EH Bildu.

Dimensiones y horarios de los grupos: necesidad de reflexionar

La inquietud de la sociedad, contrastada y demostrada con investigaciones, revela que las políticas municipales no están respondiendo a las necesidades. De nuevo, el PNV-PSE han dado la espalda al sujeto más importante en la regulación de los grupos turísticos, «los barrios y sus vecinos», ha señalado Ormazabal. «¿Por qué 25 personas y no 20, por ejemplo? La explicación es tan simple como sorprendente: porque en los autobuses que llegan a la ciudad con visitantes entran 50 personas, y el Gobierno Municipal lo ha regulado de manera que se puedan dividir en dos grupos».

Hay que recordar que la denuncia realizada por la asociación de vecinos Parte Zaharrean Bizi en junio del año pasado aceleró el denominado ‘Decálogo del buen guía’ y que EH BIldu trasladó la denuncia de los y las vecinas al Pleno de julio de 2023 mediante moción, con dos puntos:

1.- Determinar, regular y delimitar la dimensión de los grupos de turistas (número de turistas), el desarrollo de la actividad (horario...) y las zonas para evitar los daños producidos por la llegada de visitantes y turistas.

2.- Una vez incorporadas estas regulaciones en la guía, iniciar en septiembre los trámites para que el decálogo se convierta en norma o texto formal.

Esta medida que limitará el número máximo de personas de los grupos turísticos entra en vigor nueve meses después de la aprobación de la moción de EH Bildu.

Aunque se ha limitado el número de miembros de un mismo grupo, no se sabe nada del número de grupos que se pueden mover en el barrio al mismo tiempo. Mientras se regula el número de personas pero no se limite el número de grupos, hay resquicios para que no se produzcan cambios en números absolutos. Con la reducción de la dimensión de los grupos, el Gobierno Municipal ha manifestado su voluntad de garantizar “una menor ocupación del espacio público y una menor sensación de saturación”. Pero creemos que no podemos conformarnos con las sensaciones. El objetivo no es disminuir la sensación de saturación, sino disminuir la propia saturación.

Tampoco estamos de acuerdo con el horario establecido y podemos afirmar que se ha perdido la oportunidad de corregir lo que ya estaba establecido. En ningún caso el horario establecido se adapta a las necesidades. Desde aquí preguntamos al PNV-PSE si la posibilidad de realizar visitas turísticas entre las 8:00 de la mañana y las 23.00 de la noche se ajusta a las necesidades del barrio. Respondamos con sinceridad. También aquí se ha priorizado el sector sobre los vecinos. Hacemos un llamamiento a la reflexión; desde EH Bildu pedimos un horario más reducido y siempre fuera de los horarios de reparto. Al anochecer, las visitas se deben limitar en horario priorizando y garantizando el descanso de los vecinos.

La medida se queda corta y, además, nace coja. El marco para el desarrollo de esta actividad turística se ha acordado con el sector y los servicios municipales. El “decálogo del buen guía” también fue elaborado conjuntamente con las guías turísticos y las empresas vinculadas a la sociedad Donostia-San Sebastián Turismo. Dicen que en el centro de la estrategia turística se encuentra la calidad de vida de los donostiarras, pero una vez más han puesto la mirada sólo en el sector y no se ha hecho ningún trabajo con los vecinos, es decir, no se han tenido en cuenta aquellas personas que conocen y sufren directamente las consecuencias de la actividad turística.

No es de extrañar, por tanto, que las investigaciones demuestren que los donostiarras echan en falta participación. Los grupos políticos con representación en el Ayuntamiento de Donostia tuvimos la oportunidad de reflexionar sobre la situación y las medidas a adoptar en la comisión no permanente de turismo que se constituyó el pasado otoño. Además de en este foro, EH Bildu ya ha realizado varias propuestas al respecto, como la moción antes mencionada. Sin embargo, ninguno de ellas ha sido tenido en cuenta:

- Además del número de personas por grupo de turistas, es necesario analizar y regular el número de grupos de turistas, ya que cien personas, aunque están divididas en cuatro grupos, siguen siendo cien personas. ¿Cuántos grupos y personas son viables para no condicionar el día a día? ¿Dónde está el límite del barrio? ¿Cuál es la cantidad adecuada que puede garantizar la calidad de vida? Son preguntas que hoy por hoy no tienen respuesta.

- Además de la limitación horaria para la prestación de los servicios de guía, es necesario delimitar la zona. En la Parte Vieja, por ejemplo, el reparto de hostelería tiene un horario limitado, y se sabe que en estos horarios se produce una gran acumulación, aumentando los problemas de movilidad. No obstante, las visitas guiadas podrán prestarse entre las 8 de la mañana y las once de la noche, incluidos los horarios de reparto. Es decir, la medida no ha establecido ningún tipo de limitación horaria, ya que es la actualmente vigente.