AKTUALITATEA


| 2023-02-01 12:21:00

Como es sabido, este pasado fin de semana el albergue de Ondarreta, La Sirena, habilitado para proteger a las personas sin hogar del frio, ha permanecido cerrado después de 7 días en activo y sin que mediara una mejoría del tiempo. La causa de la clausura del recurso parece ser que el albergue había sido alquilado a un grupo de turistas, tal y como fue denunciado primero por SOS Racismo y confirmado después por el propio Gobierno municipal y el Director de Acción Social en una entrevista en la radio.

Esta decisión del Gobierno de Goia ha causado gran alarma social en la ciudad, sobre todo entre los agentes sociales que se ocupan de atender a las personas sin hogar, aunque también ha habido quejas desde otros ámbitos. Señal de ello son las 2.849 firmas recogidas en menos de 48 horas en change.org solicitando la apertura del servicio para un 28 de enero en el que la previsión era de 0 grados de temperatura mínima para la noche. Además, el cierre del servicio coincidió con el fallecimiento de una persona sin hogar en Bilbo y el accidente de una mujer en situación de calle en Donostia que sufrió quemaduras por intentar calentarse utilizando productos inflamables.

Por el contrario, el alcalde Eneko Goia, lejos de hacer autocrítica y de comprometerse con dar una solución al problema, ayer se refería a lo ocurrido como «normal». Y es que sus actos de estos últimos días vienen a confirmar dónde están las prioridades del alcalde, que desde luego no son dar soluciones al creciente número de personas sin hogar que viven en las calles de Donostia.

El Gobierno de Eneko Goia suele utilizar de manera habitual la frase «no dejar a nadie atrás», como por ejemplo en la presentación del proyecto presupuestario de 2023, pero una vez más se demuestra que no es más que un mero slogan electoral.

Mientras tanto, en las calles de Donostia cada vez hay más personas sin techo, tal y como confirman los estudios realizados por el Gobierno Vasco, las encuestas sobre pobreza y también el recuento callejero realizado el pasado octubre. La noche del 26 al 27 de octubre de 2022 se realizó un recuento de las personas sin techo en 23 municipios de la CAPV. Este conteo se viene realizando en Donostia desde el año 2011 y los datos indican un preocupante aumento del número de personas sin hogar desde 2016. Gracias a los 83 voluntarios y voluntarias que participaron en esta dinámica en octubre, en Donostia se contabilizaron 220 personas sin techo, el 33,3% del total de las personas contabilizadas en la CAPV, 119 personas más que en el conteo realizado en 2018 (101). En el recuento de 2016 fueron 48.

Estos fríos datos confirman las señales de alerta que reiteradamente venían siendo lanzadas por parte de los agentes del tercer sector, que han hecho propuestas, recogidas por EH Bildu y desestimadas por el Gobierno municipal, para aumentar los recursos destinados a las personas sin hogar.

Y en cuanto al caso concreto de La Sirena, EH Bildu viene denunciando reiteradamente la mala gestión del albergue, con un protocolo de apertura y clausura totalmente arbitrario. De hecho, haciendo nuestras las peticiones de los movimientos sociales y de la Red de Acogida Ciudadana, EH Bildu ha presentado propuestas formales para modificar el protocolo del frío, que PNV y PSE no han querido asumir. Las consecuencias de esta mala gestión son evidentes, y es que año tras año la situación va a peor.

Por todo ello, y de cara al pleno de febrero (PNV y PSE no quisieron debatir de urgencia este tema en el pleno del pasado jueves), desde EH Bildu vamos a proponer una batería de medidas totalmente realizables - si hubiera voluntad política - para poner en vías de solución los graves problemas de gestión de La Sirena:

Modificar el «protocolo del frío» ampliando los criterios de apertura del albergue de la La Sirena. Los criterios actuales se han demostrado demasiado restrictivos y poco acordes a la realidad social y climática de nuestra ciudad.

Acabar con la arbitrariedad: A día de hoy la propia web del Ayuntamiento recoge que el recurso del frio se abrirá ante olas de frio y momentos de meteorología adversa, pero vemos que luego se dan muchas contradicciones a la hora de decidir la apertura-cierre del servicio, sin seguir con criterios estables. Es necesario acabar con esta arbitrariedad: El protocolo debe ser claro y debe recoger por escrito cuándo se abre, cuándo no, cómo se actúa, etc. para que todos y todas las ciudadanas sepamos qué servicio publico tenemos. Criterios claros permiten actuar y realizar planes de mejora; la arbitrariedad actual, por contra, empeora los problemas.

En el nuevo protocolo se deberá decidir sobre la apertura del servicio con la suficiente antelación. En el caso de que se haya abierto la noche anterior, por la mañana se deberá informar ya a las personas usuarias y entidades sociales del sector si esa próxima noche van a poder disponer del servicio o no.

Y, para que no vuelva nunca más a cerrarse el recurso a causa de una reserva de turistas, el Gobierno debe hacer un seguimiento de las reservas de La Sirena, con un «plan b» para derivar a los turistas a otros alojamientos cuando haya alta probabilidad de apertura del recurso. Sin más dilación, para este mismo año, el Gobierno municipal debe realizar ya la comprobación de reservas de aquí al 31 de marzo y elaborar el plan de contingencia que ha faltado estos días.