Cuando hablamos del Modelo Vasco y decimos que necesitamos nuevos liderazgos, no lo hacemos desde un punto de vista partidista, falta tiempo para las elecciones y no podemos sumergirnos en una campaña electoral permanente. Hay mucha inseguridad y tenemos retos muy importantes por delante. Por eso el planteamiento del modelo vasco responde a un reto popular.
El diagnostico principal es que no vamos por buen camino, las inercias se han agotado y en las últimas décadas no hemos tenido capacidad estratégica para analizar las tendencias principales que se estaban desarrollando y ponernos a trabajar de cara a futuro. Se ha socializado una falsa sensación de seguridad y eso ha impedido realizar un ejercicio de seriedad.
Todos tenemos que ponernos a trabajar de cara a futuro y plantear un suelo conjunto. Si analizamos los principales indicadores de país, podemos ver que tanto en el aspecto socioeconómico como en el cultural estamos perdiendo agua, y que el modelo vasco que en el pasado fue tan exitoso se ha ido apagando. Tenemos que analizar cuáles son lso retos a los que nos enfrentamos y cómo podemos hacerles frente.
Hablamos de nuevos liderazgos más que de partidos o personas. La política tradicional se esta agotando y esto exige una nueva manera de hacer las cosas, avanzar en el camino de la cooperación. En la escala local, la escala municipalista, en los ayuntamientos en los que gobierna EH Bildu se ha visto que otro modelo es posible; que una cosa es abrir las puertas de las instituciones y otra cooperar, abrir vías para el trabajo conjunto y estos tiempos requerirán de estos nuevos modelos.
El acuerdo de educación es un ejemplo de ello. Se ha llegado a un acuerdo en el parlamento pero si queremos extender este acuerdo, necesitamos a la comunidad educativa. No basta con un acuerdo entre partidos. Ahora es momento de abrir espacios de deliberación y que la comunidad educativa tome parte.
Otro sería hacer una reflexión acerca del cambio climático. Las decisiones que tomemos hoy van a condicionar el futuro completamente. ¿Cómo vamos a afrontar la transición energética que requiere esta crisis climática? ¿Vamos a dejar esto en manos de dos grandes multinacionales o vamos a abrir espacios de deliberación?
Este es un reto democrático de primer nivel. Porque el planteamiento que hay a día de hoy, es que sí, efectivamente hacen falta energías renovables y es necesario reducir emisiones, perola realidad es que los ciudadanos están perdiendo y las multinacionales están batiendo records de ganancias a costa de una sociedad en vías de empobrecimiento. Esta transición debe ser democrática y justa y para ello es necesario intervenir en el mercado de la energía. Si le hacemos frente a este reto siguiendo las reglas actuales, nos dirigiremos hacia un empobrecimiento colectivo con el fin de defender los intereses de la industria fósil. Es decir, una catástrofe. El sector público tiene que desarrollar una intervención pública y convertir a los ciudadanos en parte de las decisiones.
A su vez que nos topamos con los límites físicos de este planeta, estamos creando las diferencias sociales mas grandes de la historia, una acumulación de la riqueza todavía mayor, a su vez que el tiempo de los combustibles fósiles baratos llega a su fin. Los científicos llevan años advirtiéndonos. Nosotros hemos hablado con expertos y colectivos diferentes y es evidente que no estamos bien, que no hemos acertado a la hora de enfrentarnos a los retos.
Euskal Herria conoce otro modelo de desarrollar empresas: la economía social será fundamental de cara a futuro. Pero no lo exportamos. El capital financiero extranjero está comprando empresas en este pueblo, y estamos perdiendo nuestro modelo propio: el social, el de las empresas que no se venden, que son proyectos estables y de futuro, que recojen la participación y la toma de decisiones de los trabajadores y que tienen una unión con su territorio y su pueblo.
Euskaltel, Gamesa… es curioso que todas son del sector tecnológico, si estas empresas siguieran arraigadas aquí y el sector público tuviera un posicionamiento en ellas, estaríamos mucho mejor colocados en este ámbito. Los tiempos pueden complicarse mucho y es evidente que no podemos continuar como hasta ahora, es hora de poner muchas cosas sobre la mesa y los partidos son conscientes de ello.
Tenemos una dependencia energética enorme y en vez de estar presentando clústers, deberíamos empezar por explicar el problema y subrayar la falta de soberanía de la que disponemos, decirles la verdad a los ciudadanos y no disfrazar la realidad.
Nos enfrentamos a retos difíciles, pero si empezásemos a hacer política de otra manera, este pueblo tiene capacidad para darle la vuelta al situación.