El pasado martes, el colectivo de familiares y allegados de presos/as, exiliados/as y deportados/as políticos vascos, Etxerat, denunció en rueda de prensa que “en las prisiones del Estado español se han encendido todas las luces de alarma”, por la falta de aplicación de las medidas específicas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el Consejo de Europa, para hacer frente a la pandemia.
“No se han tomado ni siquiera las medidas básicas de prevención y contención de la epidemia”, asegura el colectivo, y añade en su denuncia que “para las presas y presos, no hay guantes, ni mascarillas; no se les ha dotado de ningún elemento de prevención, y en cuanto a los de desinfección no solamente no se les ha proporcionado sino que, en ocasiones, está prohibido”. La alarmante situación en las prisiones exige actuaciones inmediatas
Para conocer más de cerca la situación actual de los presos ordiziarras, hemos iniciado una ronda de entrevistas con sus familiares. Hoy hablamos con Mariaje Arriaga, hermana de Rufino Arriaga, que el próximo noviembre cumplirá 23 años de prisión.
¿Cómo está afectando el estado de alarma en la situación de los presos? ¿Qué os ha transmitido ‘Txufi’?
Como ya se ha denunciado esta semana, no hay ningún tipo de información oficial al respecto; la que tenemos nos la han dado los propios presos. Las medidas de seguridad e higiene mínimas no se han adoptado en las prisiones, lo único que han notado en Sevilla –donde está Arriaga- es que los funcionarios les traen la comida con guantes y mascarilla, nada más.
Para haceros una idea de la gravedad de la situación, en la prisión de Sevilla hay cerca de 1.300 reclusos, y para asistirlos, solo hay dos médicos. No se ha incrementado la plantilla sanitaria.
En la última comunicación que tuvimos con mi hermano nos dijo que habían oído que había doce o trece contagios en la prisión.
La situación de aislamiento en la que está Rufino recrudece más, si cabe, esa situación.
Sí, él está en aislamiento total -1er grado- y comparte módulo con otros cinco presos, 4 kides y un preso social. Salen al patio 4 horas al día y no ven a nadie más. Además, cuando se decretó el estado de alarma, dejaron de entregarles la prensa escrita. Sólo han tenido televisión y radio, con lo que el derecho a la información les ha sido coartada, y no han podido contar con su lectura habitual durante estas semanas. Parece que ahora comienzan a flexibilizar esa restricción.
¿Existen diferencias entre las medidas adoptadas para los presos sociales y los políticos?
Al estar en aislamiento están sujetos a una política de excepción con los mismos horarios y sin otras actividades. Así que ahí no ha cambiado mucho la cosa.
¿Cómo mantenéis la comunicación?
Sólo con llamadas telefónicas. El 7 de marzo tuvo la última visita, y la semana siguiente se suspendieron. Han pedido poder realizar video-llamadas, pero se les ha negado esa opción, aduciendo que no hay cobertura. Tan solo pueden hacer uso de ellas aquellos presos que tienen algún familiar muy enfermo, o niñas/os de corta edad.
Lo único que ha variado es que de las 8 llamadas (de 8 minutos) que podían realizar antes a la semana, les han autorizado hacer 12.
A día de hoy no sabemos hasta cuándo vamos a estar sin visitas y hasta cuándo van a tener que sufrir esta situación. Imagínate como se encuentran las/los presas/os enfermas/os, las/os mayores, las/os que tienen 3/4 cumplidos...
¿Cómo se encuentra él?
Ahora triste y preocupado. Acaba de fallecer con coronoavirus Ramón Ángel, ex refugiado amigo suyo. Pasó 30 años sin verlo y tuvo la ocasión de saludarlo en una de las veces que lo trajeron a casa, pero soñaba con abrazarlo a la vuelta; ha sido un golpe duro.
Y está muy preocupado por la ama y por todos nosotros. La ama tiene 89 años y está enferma, y solo piensa en que no nos pase nada.
La cárcel es un espacio muy reducido donde los sentimientos adquieren otra dimensión.