Este mes de octubre, las familias de Durango afrontan un incremento sustancial del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) respecto al año anterior, después del pacto entre PNV, PSE y PP en las ordenanzas fiscales.
Los impuestos son una herramienta fundamental para que el ayuntamiento pueda garantizar servicios públicos de calidad. Sin embargo, resulta difícil de entender que lo que antes se criticaba desde la oposición, ahora se defienda desde el gobierno. La derecha airea el discurso de "la bajada de impuestos" pero en la práctica hace lo contrario. Por eso creemos necesario pedir al PNV más coherencia y madurez política, y proponemos abrir un debate serio y constructivo sobre la política fiscal en Durango.
En 2023, el PNV aseguró que "revisaría e incluso rebajaría" los impuestos municipales. La realidad, sin embargo, ha sido otra: la subida del 13% del IBI para 2025 demuestra un camino diferente al prometido. Además, en el presupuesto de 2025 ya estaba prevista una recaudación superior en 348.000 euros respecto a 2024, lo que evidencia que no se trataba solo de “mantener la recaudación”, como dijeron.
Después de subir el IBI sustancialmente, el PNV ha dicho que ahora congelará tasas e impuestos para 2026, una medida que parece responder más a una estrategia electoral que a una verdadera planificación económica. Tras dos años de gestión sin grandes proyectos transformadores y con un aumento impositivo difícil de justificar, ahora plantean mantener así el IBI con la mirada puesta en las elecciones municipales de 2027.
Creemos que Durango merece una política fiscal clara, estable y pensada en el bien común, no en los tiempos electorales. Solo así se garantiza la legitimidad de la financiación pública y la calidad de los servicios que la ciudadanía necesita y merece.