Justo tal día como hoy hace ya 85 años nuestro territorio vivió uno de los episodios más negros de su historia. Unos meses antes, el golpe militar había derivado en una guerra que había dejado a buena parte de nuestro territorio en retaguardia. ¡No fue una casualidad! El propio general Mola había visitado la capital alavesa y había pedido a los mandos militares aumentar el ritmo de la represión franquista. El 30 de marzo el preso Timoteo Bazán Fernández fue fusilado en el muro del cementerio de Santa Isabel de Gasteiz. Ese crimen sólo era el trágico preludio de la matanza que llevarían a cabo al día siguiente, la noche del miércoles 31 de Marzo de 1937.
Y es que hoy hace hoy 85 años 16 personas fueron sacadas de las celdas que ocupaban en la antigua cárcel de La Paz. Desde este mismo punto, las llevaron maniatadas a dos camiones que les esperaban a la puerta de la prisión para ser trasladadas después al puerto de Azazeta. A la altura del kilómetro 16, esas 16 personas fueron asesinadas y enterradas.
Tampoco fue casualidad que ese mismo día, el ejército franquista comenzara el ataque contra el frente norte. Ese mismo 31 de marzo de 1937, aviones del ejército italiano bombardearon Durango y Elorrio. Las bombas comenzaron a caer del cielo a las 08.00 de la mañana. Tres pases en una jornada trágica en la que más de 19.000 kilos de explosivos acabaron con la vida de 336 personas. Algunos de los aviones que participaron en ese bombardeo despegaron desde esta ciudad.
No fue el primer bombardeo sobre la población civil. Meses antes, la plaza Andikona de Otxandio fue bombardeada en plena celebración de sus fiestas causando 61 muertes. Era la primera vez que se bombardeaba a la población civil de forma indiscriminada.
Luego llegaría Gernika. Símbolo para el pueblo vasco que fue bombardea por los aviones de la Legión Cóndor alemana. Picasso plasmó en un cuatro la masacre y, desde entonces, la villa vizcaína se convirtió en símbolo de los horrores de la guerra y símbolo también de la paz.
La masacre de Azazeta fue perpetrada por un escuadrón de requetés, falangistas y guardias civiles en plena retaguardia. Entre las personas fusiladas había cargos electos y significados militantes republicanos, socialistas, abertzales o anarquistas. Otros simplemente habían sido encarcelados por simpatizar con esas ideologías que el terror de Estado franquista quería aniquilar. El objetivo era precisamente ese: aniquilar cualquier atisbo de oposición al nuevo régimen.
Fueron asesinados y enterrados en varias fosas comunes. Dos años después del suceso, se recuperaron los restos de tres de los 16 asesinados. Las otras 13 víctimas de la masacre permanecieron en el monte 41 años más, hasta que en verano de 1978 fueron exhumados y trasladados al cementerio de El Salvador.
Y es que a la guerra le seguirían 40 años de dictadura. 40 años en los que imperó el silencio y el terror se extendió entre la población. 40 años con los derechos sociales y políticos cercenados. 40 años de represión, cárcel y exilio.
Tras la dictadura también imperó un manto de impunidad que todavía hoy perdura. Todavía hoy, 85 años después, reclamamos verdad, justicia y reparación para todas las víctimas del franquismo. Todavía hoy, 85 años después, buscamos cadáveres en las cunetas. Porque tener memoria no es sólo recordar, no es solo poner flores o inaugurar estatuas o placas; tener memoria es exigir verdad, justicia y reparación. Eso es memoria democrática.
Por eso reclamamos que las instituciones alavesas interpongan en los juzgados una querella contra el franquismo por crímenes de lesa humanidad. Por eso reclamamos que se habiliten mecanismos para acabar con la impunidad y juzgar los crímenes de la guerra y la dictadura. Por eso reclamamos que hagan públicos los archivos y que los estamentos judiciales y políticos colaboren con las vías judiciales abiertas como es el caso de la querella Argentina.
85 años después de que las bombas cayeran sobre Durango, observamos con incredulidad e indignación como otros pueblos siguen sufriendo los horrores de la guerra. Por eso, desde aquí queremos repudiar las acciones militares perpetradas por Rusia en Ucrania, mostrar nuestra solidaridad y afecto al pueblo ucraniano, urgimos al cese inmediato de las hostilidades y la retirada del ejército ruso de Ucrania. Y como pueblo que sufrió el exilio, hoy queremos decir alto y claro que este es un pueblo de acogida y que todas esas personas que huyen de la guerra, pero también de la pobreza más extrema, son y serán bienvenidas entre nosotras.
Quienes hace 85 años sufrieron cárcel, tortura, represión, muerte y exilio soñaban con una sociedad más justa y más solidaria. Esos valores siguen vivos entre nosotros y nosotras. Sanidad y educación públicas y calidad; un sistema social que proteja a las personas y las ponga en el centro de las políticas públicas; la defensa de nuestro territorio, la necesaria transición energética o la consecución de una sociedad diversa y feminista. Esos siguen siendo nuestros valores y en su defensa seguiremos uniendo fuerzas. Seguiremos.