AKTUALITATEA

| 2020-03-21

La crisis del Coronavirus está teniendo un impacto muy fuerte sobre las personas encarceladas. Están perdiendo el derecho a disfrutar de permisos, se encuentran recluidas en sus módulos sin comunicaciones directas con sus familiares, y expuestas a la entrada de la pandemia en las cárceles, siendo una realidad que nadie niega que las condiciones higiénicas y recursos sanitarios en prisión se encuentran, de manera estructural, bajo mínimos.

Nadie duda de la necesidad y la oportunidad la adopción de medidas de choque para evitar la propagación del virus. De hecho, los propios presos políticos vascos o la asociación de familiares ya se habían adelantado, solicitando a sus familiares que no viajaran, antes incluso de que se adoptaran las medidas que han cerrado a cal y canto las prisiones. Situación que, según reconocen los propios portavoces del gobierno, es probable que tenga que ampliarse más allá de los 15 días de aislamiento.

En este contexto, desde EH Bildu consideramos que, además de las medidas ya tomadas restrictivas de derechos dirigidas a parar los contagios, la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias debería adoptar medidas alternativas dirigidas a garantizar la salud de la población en general, y de las personas presas en particular, a la par que salvaguardan sus derechos penitenciarios. Porque en ningún caso se puede alargar su estancia en prisión más allá del tiempo de reclusión, porque hay otras alternativas a la cancelación de los permisos de salida y porque la excepcionalidad de la situación no debe operar como cortocircuito a los procesos de evolución penitenciaria.

En particular, se puede conceder el acceso a medidas de semilibertad para quienes tienen derecho a permisos, quienes cumplen las condiciones para el acceso a un régimen de libertad condicional u otras circunstancias como mujeres con niños menores a su cargo. Medidas de semilibertad que se puedan llevar a la práctica con las medidas de seguridad oportunas, quedando confinados en sus casas, como el resto de población.

Esta crisis agrava la vulnerabilidad de los presos con enfermedades graves e incurables, o a aquellos de mayor edad, personas a quienes la ley permite excarcelar. En el contexto actual resulta absolutamente prioritaria su liberación para que puedan permanecer en espacios más salubres y en condiciones de atención y cuidado más profilácticas y sanitariamente más adecuadas que los que la prisión les depara.

EHBildu interpreta que estas medidas contribuyen a evitar la propagación del virus en los centros penitenciarios, aliviar los escasos recursos sanitarios y la tensión en las prisiones a la par de reforzar el arraigo familiar y social de estas a personas con su entorno.