AKTUALITATEA


| 2024-11-03 08:28:00

Se avecinan grandes cambios. Las tendencias estructurales y globales  nos muestran que nos enfrentaremos a grandes retos a corto plazo. Estas transformaciones se avecinan. La cuestión es que para cuando lleguen, hayamos abordado los debates oportunos y nos hayamos preparado para tomar las decisiones necesarias. Seguir haciendo el avestruz no puede ser una opción, seguir inmerso en la inercia no puede ser una opción, eso lo sabe el pueblo.
El nuestro, es un pueblo pequeño y con herramientas insuficientes para prepararse adecuadamente para el futuro. Por eso llevamos años diciendo que si vamos a responder adecuadamente a los deseos y necesidades de la ciudadanía, nos es imprescindible dar un salto cualitativo. Si tenemos condiciones objetivas, tenemos que construir subjetivas. Eso sí, debemos ser conscientes de que el tiempo aprieta y de que lo que no hagamos hoy, nos resultará más difícil hacerlo mañana.
Más aún en un momento en el que los sistemas políticos occidentales están en crisis. La clase trabajadora, principalmente en los últimos años, ha sufrido un proceso de empobrecimiento y las decisiones, o no, que se han tomado desde la política institucional han contribuido de manera importante a este camino. Así las cosas, es innegable que la desconfianza hacia los partidos políticos y la falta de adhesión a las instituciones ha ido en aumento. A todo ello, debemos añadir, por un lado, la facilidad para difundir en las redes sociales y medios de comunicación mensajes banales pero fáciles de entender, fake news, bulos y pseudo-verdades; y por otro, la generalización deseada de una ultraderecha arrogante, con una agenda compartida en todo el mundo y que cuenta con el beneplácito de varios y grandes poderes económicos y mediáticos.
La mayoría de los estudios y estudios sociológicos afirman que cada vez hay más gente que cree que el sistema político vigente no les permite participar en las decisiones ni tener capacidad de influencia. Lo que venimos viendo en las últimas semanas en el Estado español no hace más que ahondar en esa desafección política. Ante los casos de corrupción, la falta de respuestas coherentes a las problemáticas que se dan en el día a día y la imposibilidad de anteponer en el debate público los intereses populares a los intereses partidistas, están provocando que sea imposible tapar las incapacidades de los partidos políticos tradicionales.
Mientras tanto, en este inicio de curso hemos visto al Diputado General de Araba en plena pugna con otros herrialdes. En las cuestiones en las que debería prevalecer la perspectiva de país, abordando desde intereses particulares y partidistas, tenemos camino por recorrer. El último capítulo de una larga lista que nos afecta es el desarrollo de la competencia que en materia de aeropuertos y la falta de una política coherente de vuelos y el despilfarro del gasto público. Por otro lado, nos resulta incomprensible las diferencias que existen entre los territorios vascos. No encontramos razones ni condiciones insalvables para que hoy en día los servicios públicos sean diferentes en cada uno de ellos. Más aún, cuando ello vulnera la igualdad de derechos de la ciudadanía vasca en la Comunidad Autónoma, como es el caso de los Servicios Sociales.


 

En este contexto, pensamos que es necesario agitar las formas de hacer política. Creemos que es imprescindible impulsar liderazgos compartidos y formas de trabajo cooperativas en lugar de fomentar la competencia entre territorios. Esa cooperación la tenemos que hacer entre las instituciones, entre los partidos políticos pero también con los agentes sociales y la ciudadanía. En definitiva, tenemos que iniciar un proceso con miras de país para dar respuestas adecuadas a retos de envergadura. Por ello, EH Bildu considera que la ley de presupuestos, la principal ley anual, debe ser aprovechada para alinear las políticas de las diferentes instituciones y remar todos en la misma dirección. Así tendrá más eficiencia y eficacia la ley que establece en qué políticas públicas gastamos el dinero que pertenece a toda la ciudadanía. En este sentido, hemos propuesto a PNV y PSE un acuerdo global en las cuatro principales instituciones vascas. Eso sí, con un objetivo claro: desarrollar políticas públicas transformadoras de fondo. Y es que ahora que el neoliberalismo ha fracasado y el consenso neoliberal está roto, no hay más remedio que poner en marcha una política económica post-neoliberal para garantizar el futuro.

En el camino hacia ese acuerdo global, esta misma semana, hemos dado un paso más y hemos trasladado al Gobierno Foral una extensión de la propuesta general para Araba. Es nuestra ambición, dar un salto cualitativo hacia una Araba más justa. Que cuente con más y mejores servicios sociales públicos, que dé soluciones a la juventud y a los sectores populares, que garantice vidas dignas y que aborde con responsabilidad el equilibrio territorial y la transición ecosocial. En eso hemos basado la oferta.
En este momento el acceso a una vivienda digna se ha vuelto prácticamente imposible, lo que tiene consecuencias directas tanto en la emancipación de la juventud como en las condiciones de vida de diversos sectores precarizados. Por eso creemos que es un tema urgente y que todas las administraciones tienen algo que hacer, también la Diputación Foral de Araba. El objetivo debe ser claro: hacer efectivo el derecho subjetivo a la vivienda, tal y como está recogido en la ley que aprobamos en el Parlamento de Gasteiz en 2015. En este momento, apenas se han tomado medidas. Tenemos que intervenir en el mercado y limitar los alquileres por ley. La Diputación tiene un papel clave ahí. Por otro lado, sabiendo que en Araba muchas entidades locales no tienen capacidad para adoptar medidas estructurales, la Diputación Foral debe poner en marcha un programa de compra de inmuebles y rehabilitación de edificios degradados para ofrecer esta posibilidad a los ayuntamientos. Sólo así conseguiremos poner en marcha vivienda para jóvenes y vivienda social.


 

Gracias al impulso del Movimiento Feminista, hace unos años se consiguió situar el asunto de los cuidados en la primera línea de la esfera política. Toda persona tiene derecho a ser atendida durante toda su vida y, además, de forma digna. Por otro lado, no podemos obviar que a las personas cuidadoras que realizan ese trabajo en condiciones de precariedad, un trabajo de vital importancia para nuestra sociedad. Hoy es el día en el que lo que debería ser un derecho se contradice con los fines lucrativos que tienen las empresas. EH Bildu está trabajando para que el negocio y los beneficios económicos no sean una prioridad en el ámbito. Estos objetivos no pueden marcar el rumbo de las políticas públicas. Por ello, reivindicaremos la necesidad de plazas públicas en esta negociación. Por otra parte, reclamamos políticas de inspección y control. Además, al igual que otras muchas áreas, la atención desde las instituciones más cercanas mejora los servicios. Por ello, entendemos que los presupuestos de la Diputación Foral deben contribuir a la generación de nuevos recursos de competencia municipal. Es evidente que uno de los principales problemas que tenemos hoy en día son los plazos necesarios a la hora de realizar la valoración de dependencia. Esta valoración es necesaria para poder acceder a los servicios correspondientes. Por ello, para eliminar el cuello de botella que en este momento está en servicio, es necesario ampliar la plantilla. Como se ha dicho, la escasez de plazas públicas es una realidad, por lo que es necesario aumentar las prestaciones a las familias que necesitan recurrir a recursos privados, con el fin de paliar ese gasto que están obligados a realizar. Pero también hay que ir más allá y con la intención de garantizar que todos los usuarios de un centro tengan la misma atención. Por ello, tenemos que transformar la forma de concertar las plazas. Para terminar, sabiendo que estamos ante uno de los sectores más precarizados, los poderes públicos no pueden mirar de lado. Así las cosas, también a través de los presupuestos se puede contribuir decididamente a la consecución de un convenio sectorial para los trabajadores de residencias privadas.
En tercer lugar, estamos obligados a hablar de la transición ecosocial. Los efectos del colapso climático los podemos ver todos los días y padecemos episodios climáticos extremos cada vez más cerca. EH Bildu apuesta por las energías renovables para cubrir nuestras necesidades energéticas. El modelo actual nos ha traído a un escenario complejo en el que la falta de herramientas y planificación y la actitud de varias empresas han convertido lo que era un reto en un problema social. Para reconducir la situación tenemos que abordar dos líneas de trabajo. Por un lado, promover procesos deliberativos y democráticos a nivel comarcal y por otro, dar ejemplo a la administración pública. Para esto último hay que garantizar control público sobre los proyectos e impulsar la generación de energía distribuida. Además de energía, también tenemos que hablar de movilidad sostenible, ya que la mayor parte de las emisiones de CO2 se deben al transporte. En este sentido, el impulso del transporte público pasa por mejoras en el sistema tarifario y por ir electrificando el parque móvil público. Por último, pero no por ello menos importante, nos resulta imprescindible dar pasos hacia la soberanía alimentaria. El modelo hasta ahora no nos sirve y la Diputación Foral debe ser colaboradora activa del cambio en el sector primario. Hay varios proyectos que pueden ayudar a traccionar esa transformación. Por ejemplo, la conexión de comedores públicos con la producción agroalimentaria, o la creación de una red de centros de transformación en las diferentes comarcas.


 

Por último, las peculiaridades de la estructura administrativa y geográfica de Álava deben ser tenidas en cuenta para garantizar la calidad de vida de la ciudadanía y la eficiencia y eficacia de las políticas públicas. La Diputación no quiere a las entidades locales empoderadas, pero EH Bildu cree que sólo así podemos hacer frente al proceso de macrocefalia. Por eso es imprescindible superar la subfinanciación y dependencia que tienen las entidades locales. Por otro lado, siendo los concejos el reflejo más cercano de la democracia popular y con el mayor grado de conocimiento de su realidad, debemos conseguir que en esa esfera tengan capacidad para elaborar (y desarrollar) proyectos y planes de futuro de revitalización de los pueblos. Todo ello, sin olvidar que la Rioja Alavesa se encuentra inmersa en una situación crítica y que para salir de ella necesita de un plan estratégico que incluya múltiples áreas. Por eso vamos a impulsar que la Diputación Foral de Álava impulse este proceso.
Si lográramos sacar adelante todas estas medidas, sin duda conseguiríamos introducir un profundo cambio de rumbo en las políticas forales de los últimos años. Tenemos claro que no es positivo seguir gobernando inmersos en la inercia. Ante las nuevas preguntas, no vale seguir empeñados en las viejas respuestas que nos han traído hasta aquí. EH Bildu, a diferencia de los partidos tradicionales, dejará de lado los partidismos y luchará por los intereses populares. Con la intención de materializar estos cambios nos sentaremos a la mesa en este proceso de negociación. Tenemos la esperanza y el convencimiento de que este proceso se debe abordar con honestidad y que eso facilitará un salto cualitativo. En definitiva, la nuestra es la ambición de alcanzar un acuerdo que ponga en el centro la dignidad de la personas.