Todas las cartas están sobre la mesa y la jugada de cada cual está muy clara. Tenemos las ideas y la forma de actuar muy definidas y no escatimamos fuerzas en explicar las cosas ni en debatir.
Ahora le toca decidir a iBarrika, para dar un cambio de rumbo al pueblo o para seguir estancados en el día de la marmota en el que han convertido nuestro pueblo.