El PNV ha aprobado la nueva ordenanza para regular el tráfico en el Casco Histórico. Lo ha hecho sin llegar a un acuerdo con la oposición, a pesar de que les hemos tendido la mano en varias ocasiones para poder llegar a un entendimiento. Sobre todo, pensando en no causar perjuicios a la ciudadanía, que es la primera afectada por los cambios arbitrarios.
Nuestra propuesta era crear una Mesa de Movilidad, en la que pudieran participar todas las personas o colectivos interesados en el tema. Así es como se hizo en el año 2012, cuando se publicó la ordenanza para cerrar el casco los fines de semana. Además, en la pasada legislatura se dejó contratada una sesión de participación para redactar la ordenanza, pero el actual equipo de gobierno la ha desechado.
Consideramos que la ordenanza está mal de base, por varios motivos:
Por una parte, es regresiva, ya que deshace una zona peatonal que había ganado la plaza, hace ya dos años. Esta explanada beneficia a peatones, pero sobre todo a las niñas y niños que juegan en la plaza y al alumnado del colegio, que ya se han acostumbrado a que no pasen coches por ahí. Deshacer un entorno escolar seguro va en contra de lo que recomiendan organismos como la Asociación Española de Pediatría o la Organización Mundial de la Salud, así que, en este sentido, en Orduña vamos a dar un paso atrás bastante grave.
Por otra parte, es ineficaz, ya que no soluciona el problema, pues seguiremos viendo coches aparcados en la plaza. Cabe recordar que en la plaza está prohibido el aparcamiento desde el año 2000, cuando esta se reformó. Por tanto, publicar en el 2024 una ordenanza que autoriza el aparcamiento, aunque sea de 30 minutos, es un error histórico, y además, choca con normas de rango superior (PER, PGOU, Accesibilidad).
Queremos recordar que este casco es medieval, tiene más de 6 siglos y en 1997 fue declarado Conjunto Histórico Monumental. Los coches dañan este conjunto de gran valor, por lo que la ordenanza debería ser restrictiva, no permisiva.
El casco está rodeado por numerosos aparcamientos, las distancias son cortas y se recorren a pie fácilmente. Un casco sin coches sería un casco más amable y más seguro, lo cual es bueno para los negocios, las personas residentes y peatones.
Por todo ello, la pregunta que nos repetimos es: ¿a quién beneficia el paso atrás que supone esta ordenanza?